miércoles, 16 de febrero de 2011

EL CELINA. Marruecos 1987.

Los niños, Héctor y Daniel con s.m. y Herminio.


Imagen:http://afrycar.files.wordpress.com Me parece que Está tomada desde el Norte.
En las Chafarinas conocimos la existencia de la Companía de Mar del Ejercito de Tierra. El Cabo segundo representante estaba encantado de tener gente anfibia allí. Le pregunté si no pescaba con la lancha de Servicio, una pieza de trasmallo, un palangre,..Me recordaba el pesquero de Mohamed en Orán. Dijo que lo tenían prohibido, que las islas como el Peñón de Alhucemas, no tenían reconocidas aguas territoriales y que tanto los pescadores como las patrulleras de la Armada de su majestad Hassan II se mosqueaban bastante si veían aparejos en el agua. Estuvimos buscando a la última foca monje del Mediterraneo, pero no se nos ofreció la oportunidad. En el paseo, aquel cabo me contó como obtenían a menudo dinero marroquí y productos para consumo en fresco, como carne, pescado o legumbres. Su relación personal era tan fluida con los pescadores y las autoridades que cuando estaba de turno en la isla les traía lo que le habían pedido en el viaje anterior: Una pieza de tela, un televisor, un toca discos (que antiguo). Si estaban involucradas las autoridades les llevaba el material hasta el puerto de Cabo de Agua. Entonces iba con el cabo-compra y hacían la compra en el mercado y se gastaban los dirhans obtenidos. Si se hacía el trato con pescadores, el intercambio se hacía en la mar, normalmente pescado, aceite y verduras.
-Tenemos que ir a Cabo de Agua, pensamos Herminio y yo.
Menos de una hora de navegación y estábamos entre los pesqueros marroquíes. Salimos al mercado, compramos frutas y verduras, dátiles, aceite de oliva y estuvimos un ratito de charla con los vendedores. Difícil, pues solo algún antiguo emigrante hablaba algo de francés y nos hacía de intérprete, entre ellos hablan el chedja, que es la lengua de los rifeños. Posiblemente entendieran francés y/o español pero no decían ni una palabra. El pueblo era pequeño, sin miseria pero pobre, con la pobreza limpia de pescadores y campesinos. Salimos para Alhucemas. Ninguna autoridad vino en Alhucemas ni en Cabo de Agua a pedirnos la documentación, ni a despachar el barco. Alhucemas era una ciudad-campamento militar hecha por los españoles para proteger las fabulosas minas del Rif. Su puerto al pié de acantilados era un abrigo precario. Vimos un balandro mas grande que el Celina, moderno y bien equipado. Estaba fondeado con la popa al muelle. Hicimos lo mismo, nos pusimos a su costado, con nuestra ancla dándole resguardo más que suficiente. Un hombre de unos cuarenta años, francés sin duda, pero con chilaba y babuchas, empezó a afanarse en poner defensas en su costado.
Debo reconocer que el Celina parecía un barco de mendigos, hoy diríamos una patera, no inspiraba mucha confianza. Pero tampoco era para tanto. El hombre me hablo en español:
-¿Van ustedes a estar mucho tiempo?
-Algunos días,¿Y usted?
-El tiempo que Dios quiera.
-Entonces vamos jodidos, dije.
-¿Que dice?
-Que si dejamos nuestros destinos esperando que los resuelva Dios, vamos jodidos.
Se metió en la cabina como un hurón. Desde ese momento una mujer pelirroja y bellisima y una niña preciosa salían de vez en cuando a mirarme mal.
Un joven me dijo que diese un cabo de proa al fondeo de un pesquero grande que estaba al otro costado y así lo hice. Se llamaba Rashid, era pescador, pero no le gustaba, quería vivir tranquilo y fumar hash, pero su vida era una sin vivir. Hablaba un español al uso.
-El patrón me dice: "Vigila la maría, mira la ricasa".
Terminé harto de la maría y la ricasa , pensé que serían peces. Hubo ricasa esa noche.
Por la mañana Rashid vino a vernos.
-Esta noche mucha maría y mucha ricasa.
-Si Rashid, esta noche con el levante hubo mar y resaca.
Mientras hablabamos el francés largó cabos y zarpó.
-¿Le conoces?
-Si, se ha convertido al islam y lleva dos años por aquí, su mujer es una gitana española.
-Caray!
Por el pueblo se corrió la voz de que unos colgados españoles estaban en puerto. En el café, los residentes españoles, un viejo marica y los profesores del Instituto Español abordaron a Herminio que estaba buscando una partida de dominó. Nos invitaron a visitar el Instituto y una de las profesoras, que tenía hijas de la edad de Héctor, nos invitó a su casa. Herminio encontró pareja de dominó con el marica y jugaban contra el cura de la misión española que hacía pareja con el imán de la mezquita.
-Padre,¿ cuantos años lleva en la misión?.
-Mas de veinte.
-Y..¿Ha conseguido muchas conversiones?
-Ni una, pero hay que perseverar, un día viene el espíritu santo y se convierten todos.
(Continuará) Mañana pondré más fotos. Malas, eso si.

lunes, 7 de febrero de 2011

El CELINA en ARGELIA. Oran.

Foto:Héctor. Lugar Orán. De izq. a dcha. Herminio Viana. El Impresentable (yo), Su Maternidad, Daniel Mera (6 meses).
Por la mañana dos policías de la Gendarmería Marítima vinieron a revisar nuestros papeles. Mientras los cubrían hice un té. Todos nuestros datos. Estado civil del Capitán. Viudo desde hace veinte años. ¿Nombre de la esposa fallecida?.!!!!.
Una vez tomados todos estos útiles e interesantes datos, expulsados dos potentes eructos de agradecimiento por el té, nos ordenaron ir a una especie de Náutico próximo a la base Naval.
Cuando llegamos un hombre como diez años mayor que yo nos observaba con una mezcla de curiosidad y hostilidad.
-¡Buenos días!.
- Buenos días. ¿Por que atracan ustedes aquí?
- Nos ha mandado la policía marítima.
- Argelia no es un país turístico. No deseamos que ustedes, los turistas, vengan aquí.
-Pues es una pena que no le gustemos, hemos venido aquí con nuestro amigo, toda la familia con el objeto exclusivo de conocerle. Y si de paso podemos reparar una entrada de agua...
Herminio asistía a la conversación preocupado.
Se presentó, se llamaba Mohamed y pasamos a hablar inglés, lengua más usual para Herminio, Héctor y S.M. (Su Maternidad).
Tras aquella muralla de dureza, un bereber fascinado por un viejo, una pareja y dos niños, uno de seis meses y uno de once años y por un cascarón de diez metros que se llamaba "Celina".
Tenía Mohamed un pequeño yate convertido en pesquero, había sido militante del F.L.N. y con catorce años ya ponía bombas en objetivos franceses, a los diecisiete años era "Comandante". Estudió en la Academia Naval de Sandhurst y se casó con una inglesa. Llegó a Capitán de Navío y Jefe de la Base Naval de Orán. Cuando el Estado quiso deshacerse de los muy politizados por la izquierda militantes del FLN lo pasaron a la reserva, para mantener su actividad compró un barquito y salía a pescar con un marinero. Pescaban poco. En otro país no sería rentable.
Un joven que no sabemos de donde apareció, Ahmed, entabló relación con nosotros. Nunca supe por qué. Siempre creímos que era para convertirnos al islam. Hoy pienso que era un policía o un confidente. Nos enseñó toda la ciudad, las viejas defensas españolas, con sus inscripciones de los constructores, mezcladas en los restos de defensas nombres de los monarcas españoles (dos estancias y turcos, cuatro siglos) a los franceses le vinieron bien estos restos y basaron en ellos la defensa y control de acceso a la ciudad hasta la independencia. El teatro y los cafés franceses nos acogieron en su decandencia, con la amabilidad de los nuevos dueños, que incluso nos invitaban en su escasez. Una ruina de ciudad, donde no se habían reconstruido los lugares bombardeados durante la guerra, ni los daños del último terremoto. Yo quería ir al Hammán (baños turcos). Los hombres tenían todos los días de la semana y las mujeres los jueves para bañarse. Fuimos Herminio y yo, cuando nos explicaron la operación de desnudarse, Herminio dijo:
-Yo aquí no me quito los pantalones ni loco. Te espero en el mercado.
Ni me acordé de que en el bolsillo del pantalón viajaba un millón de pesetas, que llevaba por si compraba una casa, un barco o algo así. Me quedé y la experiencia fue altamente satisfactoria. el masajista me hizo crujir todos los huesos. Al salir me dieron una naranja y dormí un rato. En los baños los clientes miraban con asco mi vello corporal, todo el mundo estaba depilado. Y yo que siempre creí que mi pelambrera era un sello de nobleza y distinción...
Ahmed nuestro guía voluntarioso nos presentó a una familia que nos hizo todo tipo de honores, vinieron a comer con nosotros y la joven estaba empeñada en que la embarcásemos con destino España. Herminio se negó, no quería problemas. Planificamos un viaje a Tlemcén, una ciudad histórica. Visitamos parte de los túneles que fueron utilizados por la insurgencia. En Tlemcén nos hicimos amigos de conductor de la oficina de turismo, todo el mundo fue muy amable y hospitalario. No se podía entonces sospechar que el islamismo radical y la corrupción de los dirigentes iba a causar en poco tiempo tantos estragos en una población pésimamente administrada pero trabajadora, bondadosa y fraternal.
El viaje a Italia se torció con el tema de la salida de humos y una bomba de refrigeración que me llevó más tiempo del razonable reparar y montar. Intenté conseguir la cooperación de un "Colaborante" francés que trabajaba en un astillero y entre que no tenía y no sabía, estuvimos una semana. La bomba que dijo haber reparado metía agua a bordo y menos mal que Mohammed nos regaló un poco de cartón de juntas. Después de dos semanas en Orán salimos.
Fuimos muy bien recibidos en Beni Saf, de allí fuimos a Gazhauet desde donde nos dirigimos a las Chafarinas, una posesión Española donde los soldados de las COES nos acogieron, suministraron gas y agua e impresionaron tanto a mi hijo mayor que se pasó los cinco días siguientes pegando taconazos y saludando marcial. De las Chafarinas fuimos a Alhucemas.

Pero Marruecos se merece un capítulo.