lunes, 23 de enero de 2012

RULETA RUSA.


Iba enmimismado a repostar el auto, pensando en como me la han metido los del Banco Popular .
En la gasolinera del Burgo pedí un lleno y me fui a pagar.
EnlaceMientras esperaba para dejar los sesenta euros de gasóleo para que los iraníes nos revienten las tripas, buscaba donde estaba el aceite, pues ayer se jodió el motor del "Biniazar" y quería saber cuantos euros tiró a la sentina. No había aceite, ni nada mecánico: Solo chuches, pan, refrescos,..., esa gasolinera era un supermercado. Cuando me tocó pagar, la niña monísima dijo:
- ¿No quiere participar en nuestro sorteo? - mostrándome una papeleta con números- por un euro le pueden tocar...
- Perdona, no juego a nada, -y acordándome del banco popular- Bueno..., solo a la ruleta rusa...
-¡De eso también tenemos!,- dijo, señalando una ruletita en un sobre, y prosiguió- , esta se llama... ¡la rueda de la fortuna!.
- No debe ser lo mismo, la que yo digo se juega con un revólver.
La pobre chica me miraba aterrorizada cuando me di la vuelta deseándole un buen día y sin contener la risa.

miércoles, 18 de enero de 2012

A PICHADURA.

Imagen: http://www.guiarte.com/vigo/galeria-fotos/foto_9114.html
En el edificio marcado la Central, estaba la Ferretería Cancela, la primera planta eran electrodomésticos.

Cuando llegué al Balizamiento de la Ría de Vigo (1980) durante un tiempo por un olvido presupuestario el servicio no estaba asignado a ninguna institución, yo dependía de la Jefatura de Costas de Galicia, el peón pertenecía a la Junta del Puerto, así como los vehículos, los chóferes y la tripulación del Barco balizador, aunque este dependía del Ministerio. Sin vehículos, sin gasóleo para el barco y sin ningún tipo de personal asignado nos las arreglamos gracias a un acuerdo verbal con el Director del Puerto, Joaquín Pérez Bellod, que prestó al ayudante José García Carro y al conductor Leopoldo Costas que sabían de todo, me ayudaron a formarme y me proporcionaron proveedores que accedieron a demorar el cobro de sus mercancías.
En la plaza de la Constitución había una ferretería, "Ferretería Cancela". He olvidado los nombres de sus empleados, pero eran ejemplares. Yo les decía:
- Quiero hacer una tirolina, para subir el gas al Islote Boeiro.
El empleado me contestaba:
-Necesita un cáncamo para anclar en la roca, otro para la torre, dos grilletes, un tensor, un carretel de dos ruedas con gancho, un juego de poleas dobles, 50 metros de cable de 15 mm. galvanizado y 250 mts. de cuerda. No tenemos el carretel pero se lo pido a fábrica.
Descolgaba el teléfono, marcaba y decía:
-¡Oigaméee!¿Fábricaaaa? ¿Me pueden mandar un carretel para 100 kilos? Si, para Vigo, para los Faros.
Siempre sospeché que no hablaba con nadie, que marcaba números imposibles, pero lo hacía muy bien, me decía que en una semana y creo que siempre consiguió el material adecuado en tiempo. Movía el boli en círculos aéreos antes de aplicarse a cubrir la fecha del albarán.
"Hasta otra caballero", aunque mi aspecto era demasiado medieval para serlo.
En Cangas la gente mayor pronunciaba las "es" casi "ies"; así, una medida era una midida.
Me estaba atendiendo en "Cancela" una chica de A Estrada , que se llamaba Fina y lo era, me dijo que atendía a una señora que estaba viendo cerraduras en las estanterías y había llegado llegado antes.
-¿Podo axudala, señora?
-Miiira, eu quiría unha pichadura "tesa" direita(*).
La chica, sonríe, me mira, no aguanta, se descojona y dice:
-Eso queremos todas, señora.
Creo que la señora ni la entendió...
(*) En Galego mais ou menos normativo: Quero unha pechadura da marca "TESA", con apertura a dereitas. En Castellano: Quiero una cerradura....
A Dani, DJ internasional de Canjas do morrasso.

miércoles, 4 de enero de 2012

UN PELIGRO: Banco Popular.


04.01.2012

La diferencia entre lo útil y lo inútil es el uso de los recursos. Lo inútil es caro y perjudicial para la sociedad. La belleza es útil, no consume recursos, alegra la vida. El BANCO POPULAR es un compendio de lo feo y lo caro. A pesar de la buena voluntad de alguno de sus empleados, esforzados en dar una imagen fiable, la política del banco es de una voracidad que me parece roza lo delictivo.
Como he escrito anteriormente llevo muchos años colgado del Casco Vello de Vigo. A pesar de su deterioro de los últimos quince años, deben pesar en mi afecto mucho más mis noches de juerga que el miedo que dan algunos de sus asiduos. El año noventa y ocho del pasado milenio empecé comprando un piso horrorosamente arreglado, hice lo que pude, no quedó mal, restauré el edificio adelantando el dinero de las obras y consiguiendo el setenta por ciento de subvención para las mismas. Hace poco murio Elsa, la señora que vivía en el bajo. Los herederos me llamaron para pedirme una oferta. La hice. Me faltaban veinte mil euros. Fui al banco que mi padre y yo frecuentábamos, donde tenemos todo domiciliado. Había sido el Banco de Galicia, y la relación con la familia venía a través de un empleado. Ningún problema, se pacta el interés, se declara el patrimonio, se tasa la propiedad a comprar. Primera Hostia: La tasación que supera tres veces el valor de los veinte mil euros pedidos me cuesta doscientos setenta y cinco, diez minutos de medidas y como mucho quince de escribir la peritación, la tasadora fue puesta por el banco. Los pago. Me llama Benito el que gestiona las hipotecas en el banco, para decirme que ya tiene hora con el notario después de mandarle un correo conminatorio asegurándole que me busco la vida, que estoy a punto de perder la señal (mentira: la única señal era mi palabra). Quedamos a las diez, me pide que le recoja para ir a firmar la hipoteca, al poco me llama para decirme que no podrá ir, pero que envía a una persona de su total confianza, amigos desde siempre. A las ocho de la mañana del día de la firma me llama, que debo ir al banco antes de firmar en la notaría pues tiene documentos muy importantes. Me presenta un contrato de seguro de hogar por setenta euros. Le digo que es un desastre de vendedor, que no necesita amenazarme con la firma para venderme un seguro . El seguro está dentro de lo normal y lo firmo. Llego, jugándomela, puntual a la notaría, llegan los vendedores, falta el apoderado del banco que llega una hora y media más tarde, estoy a punto de suspender la operación. Le doy saludos de Benito Agra, me dice que no le conoce, luego se da cuenta y dice a: Ah, Si, Benito... Casi me da la risa. Mi Santa me mira preocupada. Entregan el talón por el valor de la compra, se firma la compraventa, pero a la hora de firmar la hipoteca los veintiunmil euros pactados se convierten en veintitresmil ochocientos. No me saben dar explicaciones, pienso que ya lo arreglaré y firmo. Ese mismo día me llama Esther, que debo firmar una autorización de cargo por mil seiscientos euros, por gastos de notaría e impuestos, me parece poco, pero voy a firmar. No está, nadie sabe nada del asunto. Vuelvo otro día, me dice que son dosmil cuatrocientos, me parece normal, firmo la autorización. Una hora mas tarde me dice que se equivocó, que son cuatro mil cuatrocientos, la pongo a parir, bueno al Banco y sus instructores, me manda un correo con el presupuesto de la Gestoría del Banco, sin nombre del proponente, pero con un número de cuenta y un importe de 4055,81. Le digo que si pago a un gestor lo contrato yo y se acabó la pelicula, que no disponga ni un céntimo de mis fondos y que hablaremos de la hipoteca y sus misteriosos dos mil no sé cuantos euros.
Les mando un correo reclamando la cantidad y hoy empiezo las gestiones para reclamarla oficialmente. Me imagino que podré cambiar de banco, pero supongo que todos estarán en el mismo nivel de sinvergüencería. Lo que hay que cambiar es el sistema. Los sistemas del BANCO POPULAR son feos.
24.01.12
En la escritura de la hipoteca figura una póliza de vida, con una entidad francesa, con prima única por dos mil ochocientos euros. No firmé contrato previo, el notario no mencionó esa póliza y tardé dos meses en conseguir copia de la escritura en la notaría. Ya no me parecen feos, me parecen unos chorizos, serviles y cutres. Tratar con esta gente es un peligro, como en la ruleta rusa, nunca se sabe donde esta la bala. Pagaremos.

25.05.2012
Seis meses más tarde de lo que a arriba se describe, después de hacer reclamaciones contra una firma que se me presentó como copia de otro documento, en los servicios de atención al cliente del Banco y en la Aseguradora, manifestando que padezco una cardiopatía,  presentando la documentación médica y que ninguna aseguradora puede  poner precio actualmente a mi precaria vida, en el día de hoy el Banco Popular ha tenido a bien devolver la prima de un seguro cuyo contrato obtuvo fraudulentamente un empleado inepto, me gustaría estar seguro de que no seguía instrucciones de nadie.  El procedimiento fue el siguiente: Me llama para que vaya apurado de tiempo, me dice lo del seguro, le monto la bronca, le firmo y me dice "fírmeme la copia", la copia era una póliza de seguro de vida de prima única por dos mil ochocientos cincuenta y dos euros, cuya única cobertura era, en caso de fallecimiento, lo pendiente de pago. Además de las reclamaciones al banco puse el caso en conocimiento de los servicios de información ciudadana de la Policía. Siempre hay un malo de "Érase una vez el Hombre". 
Al Cesar lo que es del Cesar.