viernes, 29 de diciembre de 2017

JULIO VILCHES PEÑA.



Cubierta_Salvora


http://www.hojadelata.net/tienda/salvora-diario-de-un-farero/
 
Lleva escribiendo toda su vida. El libro de servicio del faro era un poema de humor. Los datos técnicos  estaban siempre precisos, los ACAECIMIENTOS donde nuestros ancestros repetían durante años  "Sin novedad" cambiaron con la llegada de tres jóvenes recién destinados a Sálvora. La relación entre la Isla y el Faro cambió radicalmente. Mis compañeros de oposición, alojamiento y prácticas en Alcobendas trajeron un aire fresco, leal, divertido y aventurero a una administración agonizante y en algunos casos corrupta.
Julio Vilches fue el único de nuestra camarilla que permaneció toda su vida laboral en su primer destino como funcionario, dejó de serlo para integrarse en la Autoridad Portuaria de Villagarcía, un "ente público  de derecho privado" como lo definían los ilustres sociatas de la época. Hizo su trabajo, crió a sus hijas, tuvo amores y desamores, hizo miles de fotografías y escribió acaecimientos en el diario. El libro de 230 páginas  relata la vida de Julio entre 1980 y el año 2000.
En la Librería Lumax tuve la suerte de compartir con Julio Vilches, sus hijas y mucho público la Presentación  de SÁLVORA. Diario de un farero que recoge datos del faro y su vida esos años.
Los que lo conocemos de antes y después sabemos que hubo mucha vida, muy bien escrita y ocasionalmente humorísticamente contada fuera de fecha.
He tenido la suerte de compartir la vida laboral con gente extraordinaria, capaz de la generosidad y la aventura, En Señales Marítimas, en Telecomunicaciones y en Meteorología. Pero el más extraordinario de los recuerdos es para mis compañeros de promoción del Cuerpo Técnico-Mecánico de Señales Marítimas. Creo que nuestras vidas seguramente no son  un ejemplo a seguir, no sé si somos sinvergüenzas, pero creo que aquel extraño grupo en que los opositores aprobados pidieron la repetición de los exámenes porque el tribunal de oposiciones no suministró los medios adecuados para las pruebas no tenemos nada de que avergonzarnos.


sábado, 2 de septiembre de 2017

EL DÓLAR Y LA ESTERLINA-

Displaying Copy of leña 
Ya voy a cumplir 66 tacos. Estaba apilando leña esta tarde. Cada año recojo cinco o seis metros cúbicos de podas y entresacas. Este año no tuve tiempo. La tuve que comprar. Estaba apilándola cuando me entró la duda de si  elegí este tipo de combustible por razones económicas o ecológicas.
Mis 16 años vinieron como una exhalación, el recuerdo de la OJE, los jóvenes falangistas-antifranquistas valencianos con los que iba de acampada y cuyas doctrinas -leyendo leyendo- me trajeron hasta el anarco-escepticismo del que hoy soy asiduo.
Llegué a la conclusión de que mi pasión por los combustibles vegetales tiene un origen político, este es el romance que escuché a los jóvenes valencianos hace 50 años:

El dólar y la esterlina
a nuestra humilde peseta,
le quieren hacer la puñeta.
Anglosajones:
¡Metéos petróleos y carburantes
en los cojones!
Que no viajaban en camiones
nuestros caballeros andantes.

Es facha, pero tiene rÍtmo.

miércoles, 26 de abril de 2017

LA TELE.

Había actualizado uno antiguo. Pero vino mi suegra y a Carmen no le gusta Aljazzira ni la CNN, intenté conectar el antiguo pero no me acordé como se hacía. Fui al Super y encontré uno de oferta,  pagué y salí. A la salida del super había una chica imponente con un vestido vaporoso muy llamativo, se bajó las gafas de sol de interior y me miró con mucha atención. Iba yo muy elegante con el televisor de 32 pulgadas en la mano (32"=80 cm.) . La joven se acercó mirándome por encima de las gafas de sol:
-¿Perdona, has quedado aquí con alguien?
-No, pero me encantaría haber quedado contigo.
-¿Y quieres quedar?.
Bajé la cabeza tristemente y me fui pensando en dos posibilidades: O se me puso pinta de rico por no dormir la siesta y haberme limpiado los zapatos, o a aquella joven una pitonisa le dijo que el hombre de su vida aparecería por la esquina del supermercado con un televisor de la mano, y la pobre es creyente.

Resultado de imagen de televisor

domingo, 9 de abril de 2017

APORCAR.



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Mi amigo, amante de los faros y periodista Juanmi Ochoa de Olza, nos pone cada día en su página de Facebook una palabra de las recomendadas por la RAE. Estos días nos puso "Aporcar", cada uno de sus cachondos amigos puso una barbaridad en los comentarios. Yo también, y es que me pilló "aporcando". Tengo una primavera agrícola y siempre que estoy en estos menesteres me acuerdo de John Seymour y su "Vida en el campo" o "El horticultor autosufiente". Recordaba ayer cuando fui a comprar una cabra para que comiese la maleza y compré una cabra y una potra. Las llevé a nuestras ruinosas propiedades. La cabra nunca quedó preñada y eso que le concerté citas con el novio más guapo de lugar, un cabrón que merecía ser ministro, o algo. La yegua si, en cuanto tuvo tres años, ya domada, se subía sola al remolque que la llevaba de fiesta. Como la familia aumentó decidí sembrar cebada, compré un tractorcillo de segunda mano, aré el campo y, naturalmente, releí a John Seymour y su "Vida en el campo". Más o menos: "La cebada debe sembrarse en primavera, cuando el riesgo de heladas haya desaparecido" ..."Lo más práctico es bajarse los pantalones, sentarse en el campo y sembrar cuando no se note fría la tierra".
Dicho y hecho:  Soldé  unas vigas para aplanar la tierra y las enganche al tractor. Me bajé los pantalones y los calzoncillos. Me senté en el campo. Estando sentado recapacité en mi estupidez y mi falta de criterio respecto a lo leído. Me eche a reír, con la esperanza de no haber escandalizado a las vecinas, miré al Oeste y grité: You are a bastard, Seymour!

sábado, 4 de febrero de 2017

TECNOLOGÍA DE TELECOMUNICACIONES.

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Diario hablado de Radio Nacional de España. La radio de mis padres, el parte, los discos dedicados y las radionovelas. Cuando no se iba la luz.
El temporal trae recuerdos de infancia, de la época en que nuestra sociedad tenía treinta años de retraso con muchas otras, incluidas algunas africanas. De esa época que nuestros dirigentes quieren resucitar.
Tras una guerra administrativa de dos años, mi padre consiguió llevar la energía eléctrica al remoto paraje situado a cuatro kilómetros de la capital de la provincia donde vivíamos. La autorización del suministro establece que la linea es de su propiedad. La compañía suministradora establecía los precios del hilo de cobre. El cliente solía traerlo de contrabando de Portugal, en este caso se hizo lo mismo. 
Pronto tuvimos radio: Radio Pontevedra, EAJ40. Aquí Radio Pirenaica ... Ici París, la radiodifusiòn televisión française. 
Yo estaba enamorado de los discos dedicados: A Manuel en su marcha a Venezuela de su esposa que lo quiere, "El emigrante". Quería contactar con el programa y dedicarle "Madrecita" a mi madre, no sabía que tenía que hacerlo previo pago de cinco pesetas. Decidí hablar con la radio, a los cuatro años no sabía que la voz se transmitía por un cable diferente del enchufe, tampoco que existían las ondas hertzianas. Desenchufé la radio y subido a una banqueta en el mesado de la cocina propagué por el enchufe: Aquí José Antonio, hablando para Radio Pontevedra, quiero dedicar a mi mamá la canción "Madrecita". Volví a enchufar la radio, no recogieron mi petición.
Cuando a la noche volvió mi padre se lo conté. Se asustó mucho.
-¡No vuelvas a hacerlo! La radio no funciona así, viene por el aire. Podrías haberte quedado sin lengua o peor...
En la vecindad había una familia de electricistas. Pregunté al hijo que tenía mi edad como podía venir las música y la voz por el aire. En el gallego que era nuestra lengua académica me explicó.
-Mi padre me lo dijo. Hay unos músicos pequeñitos dentro de la radio, esos son los que hablan y tocan y a veces si miras por una rendija puedes verlos.
No creí a mi amigo, gracias a eso no desmonté la radio y mi padre pudo escuchar el parte.

sábado, 28 de enero de 2017

EL VECINO MALO DEL NORTE.

Cuando con la Ley que privatizó los faros, los artistas del PSOE y el Ministerio de Fomento decidieron proponerme que aceptase un puesto de Técnico en la Inspección de Telecomunicaciones, asumí que mi vida iba a cambiar pero no por ello dejaría de ser divertida. Lo de localizar ilegalidades siempre se me dio bien, aprendes la picaresca de particulares y representantes públicos, que son quienes más la practican. Además me divertía el análisis de los motivos que impulsan las acciones.
Una de mis funciones era ejecutar las expropiaciones que el Estado efectuaba para darle la posibilidad a la Telefónica de pasar cables y colocar postes en dominios privados. Iba acompañado de un empleado de Telefónica, de los de la empresa que hacía la instalación y ocasionalmente de la Guardia Civil y creo que alguna vez de la Policía.
-Le digo que el primero que se suba a esa escalera apoyada en mi fachada va al suelo.
-Mire, le han dado a usted la posibilidad de alegar, no lo ha hecho. Le han depositado 240 pesetas por los apoyos en su pared, además su linea telefónica pasa por otras quince fachadas como la suya, ¿Por que no deja usted pasar la linea de su vecino?
-No tengo por que darle a usted explicaciones, pero se las voy a dar. Mi vecino es un hijo de puta y ese hijo de puta no va a tener teléfono pasando por mi fachada.
El tipo de Telefónica y yo nos fuimos a tomar café, dejando que la Guardia Civil protegiese al que se tenía que subir a la escalera.
-¡Joder! Mira que tenemos manía los gallegos de llevarnos mal con los vecinos...
 El de la Telefónica me miro muy serio y sentenció:
- ¡Claro! lo normal es llevarte mal con los vecinos, ¡No te vas a llevar mal con un inglés!

Y es que en la Comunidad de Bienes del Mundo se ha empoderado un malvado. Uno que dice que le gusta la gente con bajo nivel educativo, que los que se ven obligados a dejar su tierra por miedo, pobreza o en su caso por amor o libertad ponen en peligro a los dignos trabajadores blancos. Trabajadores que son hijos y nietos de gentes que llegaron a USA por lo mismo, que hoy nos llegan incluso a países como España y siempre habrá un creador o defensor de fronteras, racista, meapilas que impida su integración y en muchos caso su salvación.
 Cuando el mal vecino es un oligarca miserable se pueden hacer cosas: No comprar los productos que roba o producen sus esclavos. No aportarle nada que suponga beneficio para sus intereses, no beber su vino, ni su agua, seguro que ya los envenenó.