A finales de los setenta, principios de los ochenta, aun no se había producido el desahucio. Las trabajadoras del sexo lo promocionaban detrás de una barra de locales rotulados "Club". Allí un albañil recién cobrado les cogía una mano y les decía: "Mi mujer no me comprende". Hoy los dueños de los clubs nos han echado a la calle, hemos sido esclavizados y practicamos la prostitución al aire libre. No renuncian a extorsionarnos, les ayudan banqueros y policías, jueces corruptos y funcionarios indolentes.
El Presidente de la Confederación de Clubs de alterne de Europa Durao Barroso hablando de la crisis griega dijo:
- Esto es como si eres miembro de un club y no aceptas sus normas, si no aceptas las normas debes irte.
Estoy seguro de que en ninguna de las sociedades recreativas de pueblo hay en la actualidad un Presidente que diga esto.
La Humanidad ha progresado gracias al cambio de normas. El hijo de la dictadura de Oliveira Salazar le debe su peinado y las ortodoncias a los miembros del club. A que un grupo de militares pirados hartos de una guerra colonial le dijo al Gobierno de policías autoritarios, funcionarios corruptos y oligarcas indolentes que había que cambiar las normas. Y las cambiaron.
Aquí los herederos de la dictadura no tuvieron esas dificultades. Se camuflaron en el aparato de los partidos, se convirtieron en ladrones demócratas. Cambian las normas sin el concurso del Pueblo. Los miembros del Club solo estamos para pagar las cuotas. Nos sentimos muy honrados cuando la Directiva nos invita al baile de fin de año. Nos penemos contentos si no invitan al vecino.
En Europa somos muchos los ciudadanos que pagamos las cuota y ni siquiera queremos ser miembros del Club del señor Durao Barroso, no queremos su fábrica de fronteras y diferencias, de gobiernos títere. Nos ciscamos en su vanidad y en la disciplina que solo imponen a los más débiles.
First we take Manhattan, then we take Berlin.
Salud
ResponderEliminarComo siempre dando en el clavo.