Faro de Sálvora al encendido. Foto: Encarna Muiño.
Después de dos días deliciosos en mi isla adorada, al calor de amigos de juventud, de los que pasados veinte o treinta años recuerdas su conversación última, la confidencia dolorosa y la anécdota divertida, olvidé por unos días mis traumas recaudatorios con Facianca, pues la Facenda galega, la Hacienda Pública y los chorizos de la banca se han emperrado en convertirnos a los curritos en mendigos y ellos se vuelven multimilloeurarios.
Volví a mi oficio de reconstructor de ruinas un poco más relajado y tratando de hablar menos y poner más la oreja a la hora de comer.
-Din que Hitler non morreu.
-Pois po lo que teño escoitado ese Hitler foi moi malo.
La señora Antonia, con sus cincuenta años de carné de socia del Celta:
-Pero xa morreu hai moitos anos.
Un señor de mi edad dijo:
-Houbo o tema dos xudéos, pero ...
-Pois eu dijo-alzó la voz la señora Antonia- Po Atlético de Madrid non foi malo, que janou unha Lija.
El caballero de mi edad dijo:
-Eu non sei pa que falo, levántase dor de cabeza, Señora Antonia, estamos a falar de Hitler, non de Gil o do Atlético.
Continuó:
- E que Franco en Hendaya, fíxolle un cambalache a Hitler, que era un sargentucho, díxolle "Estamos con vosotros, pero acabamos de salir de una "gerra"", e mandoulles pra aló a Marcha Verde, porque quería aquelo de acabar co comunismo, e por iso mandou a Marcha Verde a Rusia. E que Hitler, como xa perderá a primeira jerra mundial, polo tratado de Vichy, estaba jodido, e invadiu os Paises Bajos, e París nun plis plas. Pero Franco quería a España.
Otra ancianita que le acababa de comprar un gorro con la bandera de España a un negro por cinco euros y lo tenía recién puesto en la cabeza se revolvió con la mirada viva y le dijo:
-Mira, yo soy una ignorante, no sé de la guerra ni de historia, pero no soy tonta y ese hijo puta mandó matar al padre y al marido de Lola del barranco, y los falangistas le quemaron la casa al Becho. (Los nombres son inventados, no recuerdo los que dijo).
Oido esto, ya me fui a tomar café con las lumis y a trabajar más tranquilo.
Bien por ese par de días en tu isla adorada (y la de "mis antepasados" ;-)que te han permitido volver a los temas importantes de la vida y olvidar, aunque sólo fuera por un rato a mangantes, mamarrachos y demás chusma de mal vivir, a los que enviaríamos todos con gusto a una marcha verde o una división azul, en vez de irse a Ucrania para aprovecharse de la roja.
ResponderEliminarUn abrazo, torreiro.
Gracias, Jorge. Desearía olvidarlos, meterlos a todos en un bote y mandarlos al Índico a la Isla de Pedro Carajo. Pero debo pelearlos y si puedo, ir a por ellos. Un abrazo, Señor.
ResponderEliminarGracias, Mera, amigo. Gracias por dejar un comentario en este blog mío que tanta vida tuvo otrora.
ResponderEliminarPero los amigos no nos olvidamos, ¿verdad?
Un abrazo.
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