Leonardo da Vinci: El hombre de Vitruvio.
Siempre estuve colgado de las proporciones. En los tiempos de nuestra miseria anterior, la tierra se medía por riegos de arado, medidas de sembradura, y las cosas que tenían valor- telas, cabos,- por varas o brazas, libras u onzas. En la miseria actual en que todo es comercio, en que lo importante es lo que tienes, hay unas proporciones que siempre me intrigaron, un tipo narigudo se le presumía bien aparejado para el sexo, luego le preguntabas a la beneficiaria y a veces la veías profundamente decepcionada. Los narizotas no somos buenos machos necesariamente. Lo cual, según el comité de mis asesores morfológicos se venía manteniendo desde antiguo.
Hay una dulce relación entre la marginalidad del que suscribe y la romántica delincuencia del Casco Vello de Vigo. Nilo, el dueño del punto de encuentro "O Lar do Viño", se mosquea cuando quiero pagar:
-Deja, ya pagarás otro día.
Para hacer un reparto equitativo de la miseria, invito a los marginales que quiero y me quieren, y traslado de vez en cuando el local de la tertulia.
Sole, la bella de los gorros y Jose el guía de los penales de España (22) me acompañaron el otro día al "Trece" donde su dueño siempre afable pone los gin-tonics más exquisitos de la ciudad, lo whiskies de malta y los rones caribeños más exóticos. Ocupamos una mesa al lado de una diosa que estaba de novia del camarero. Tanto este como su jefe podrían estar en pasarelas de moda. Como éramos los únicos clientes les rogué que se sentasen.
La conversación fue derivando hacia que hacíamos antes, en mi caso mucho antes. El camarero dijo que era futbolista y saltándose el protocolo sacó una lengua enorme, casi de camaleón y dijo:
-¿Veis esta lengua?.
- Si, ¡Joder!.Contestamos.
-Pues con eso de lo del fútbol, ya sabéis, en los vestuarios que todos vamos desnudos, llegué a una conclusión: El tamaño de la lengua es directamente proporcional al otro tamaño.
Su novia, asentía sonriendo, satisfecha.
Me salió una carcajada.
-¡Lo digo en serio!
-Perdona, pero es que me estaba imaginando veinte mocetones con la lengua fuera y mirándose las pollas.
Las proporciones: un mundo poco estudiado.
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