Alzó un poco su culo mientras se miraba al espejo, colocada de lado trataba de ver el efecto y la combinación de colores. Él la miraba mientras se afanaba en colocarse un zapato con un largo calzador de los chinos. Sentado en la cama trataba como podía de evitar posiciones que despertasen sus articulaciones. La oyó decir:
-Mira que mono, que culito me hace este conjunto.
La miró, recordó aquel culo grabado en la memoria, con veinte años menos. Sonriéndole le dijo:
-Estás como una puta cabra. Eso si: Una cabra divertida.
-Divertida hay mucha gente, imagínate que estás casado con Wyoming.
El viejo la miró y se descojonó. Cuando me lo contó, me dijo:
-Menos mal que ella aún no conoce a Wyoming, porque creo que sigue soltero.
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