Había actualizado uno antiguo. Pero vino mi suegra y a Carmen no le gusta Aljazzira ni la CNN, intenté conectar el antiguo pero no me acordé como se hacía. Fui al Super y encontré uno de oferta, pagué y salí. A la salida del super había una chica imponente con un vestido vaporoso muy llamativo, se bajó las gafas de sol de interior y me miró con mucha atención. Iba yo muy elegante con el televisor de 32 pulgadas en la mano (32"=80 cm.) . La joven se acercó mirándome por encima de las gafas de sol:
-¿Perdona, has quedado aquí con alguien?
-No, pero me encantaría haber quedado contigo.
-¿Y quieres quedar?.
Bajé la cabeza tristemente y me fui pensando en dos posibilidades: O se me puso pinta de rico por no dormir la siesta y haberme limpiado los zapatos, o a aquella joven una pitonisa le dijo que el hombre de su vida aparecería por la esquina del supermercado con un televisor de la mano, y la pobre es creyente.