Debo ser gilipollas. Soy tendente a creer que las cosas pueden mejorar. Trabajo desde que recuerdo y financié la mayor parte de mis estudios. Durante la dictadura milité en el Sindicato Libre de la Marina mercante, que era el único que se oponía a la vida militar en buques civiles.
Hoy me desespera la situación actual de la clase trabajadora. Debo ser el único que cree que los que trabajamos por un salario conformamos una clase, es decir estamos sujetos al mismo banco de la galera. Somos la parte más vulnerable de la sociedad.
En los nuevos tiempos los trabajadores tendremos que revisar el papel de las organizaciones sindicales profesionales. Y digo profesionales, porque viven de ello, sus intereses se alejan cada vez más de los trabajadores y están en quien queda liberado de ir a currar, cuantos despachos nos dan, quien está en la Junta de personal o en el comité de empresa, como se reparten los fondos de formación y a quien se contrata para darlos. ¿Con quien contratamos el fondo de pensiones? ¿A quien le cedemos los fondos de previsión social?.
C. la bella y simpática limpiadora de mi curre, me decía que la huelga de limpiezas en Pontevedra le está costando un riñón, los días de paro ni se cobra ni se cotiza.
Los piquetes organizados por el o los sindicatos involucrados, no tengo idea quienes son, vuelcan cajas de confetti hechas con periódicos en las instalaciones, en una actitud tan estúpida como inútil y que luego la buena de C. debe deslomarse limpiando.
El pasaje del aeropuerto preguntaba el domingo pasado si había ganado el Celta, por los confetti. Los retretes fueron atascados por el sencillo procedimiento de poner un rollo de papel en la salida de aguas. Es como si los trabajadores de una fábrica de coches se ponen a destrozar los que están en la calle pera reclamar mejores condiciones.
Da la impresión de que si ellos no ensucian, la presencia de trabajadores de limpieza no es necesaria. Estas acciones solo las pudo planificar un liberado: Cobra igual durante los días de paro, durante dos días se codea con empresarios y autoridades, rodeado del aura de la negociación y un leve halo de poder. Es posible que hasta ligue.
A estos artistas les recomendaría como asesora de acciones a mi mamá. Con sus 86 años sus acciones son de lo más llamativas: Todas las semanas en su visita a la tienta de cotillear, compra un lote de productos de limpieza, que utiliza profusamente en proporciones que un comité de científicos está investigando. A pesar de mis ruegos, ella limpia todo con esa mezcla y los otros dos habitantes de la casa debemos abandonarla apestados. Pido encarecidamente a los liberados de los sindicatos que hablen con mi mamá. Que les dé las marcas de los productos que usa. Todos los edificios públicos y privados que controlan serían desalojados de inmediato.
"O nos pagan esto y lo otro, nos ponen un despacho a los dirigentes y seis lineas de ADSL libres o seguimos limpiando". Mis amigas de la limpieza podrían pagar el alquiler y a lo mejor salir una noche con sus parejas y mi amigo F. comprarse una leche limpiadora. Pero por el bien de sus afiliados no sigan en huelga .
Y puestos a pedir, algunos funcionarios quedaríamos contentos si las deudas de doce años de sueldos congelados nos dejan que las administremos los muertos de hambre a los que representan y no el BBVA en Wall Street a través de los fondos de pensiones que contrataron.
A mi no puede representarme un dirigente sindical que no asiste a la manifestación del primero de mayo porque tiene una primera comunión. Puestos así, prefiero que me represente el Obispo que tiene más tablas.
Empleo el masculino en liberado, funcionario, empresario, aunque haberlas haylas, que no importa el sexo cuando la ambición es pura.
Y por si se les ocurre, que les conozco, tendrán que partirme la cara, que mis escasas propiedades están aseguradas a todo riesgo.
Me voy, que mi mamá olvidó sus llaves y está entrando por la ventana.
A Raquel que cree, trabaja e hizo fotos. A Rosario que está estupenda.
¿Sabes lo que te digo? Que me voy con tu mamá a limpiar y hacer mezclas explosivas.
ResponderEliminarPor lo menos, estoy segura, que con los ácidos se nublaran mis ojos para no ver a mi alrededor. “Ojos que no ven, corazón que no siente”
Unha aperta.
PD: Y esa forma de desalojar casa, me parece estupenda ¡Yupi! La voy aplicar con tres o cuatro.
¡Chiquillo, que rebote!
ResponderEliminarMás vale volver a Brasil ¿no te parece? Y a los sindicatos… ¡que les den, ea!
Vamos, caipiriñas “per tutti”
Un beso, farero
No recuerdo el nombre de tu mamá, pero por supuesto que a ella sí.
ResponderEliminarEs como si estuviera viendo lo que contás.
Ahora te digo, no me la imagino entrando por la ventana.
Con respecto a los sindicatos, etc., gente así hay en todas partes. Lo que no hay es mucha gente diferente que se atreva a escribirlo como vos.
Besos a todos!
Muxica.- Espero que se te aclare el panorama. "Cuando todo falla, nos queda la poesia" que dice Oroza.
ResponderEliminarUn beso.
Margarita.- Si, ultimamente estoy radicalizándome. Casí soy raiz cuadrada, o redonda... Un beso mujer.
Sylvia.- Lo de la ventana fué el año pasado. Estaba yo currando dentro de casa y las veo entrando por la ventana: "Es que me olvidé las llaves", luego te dice que no puede moverse...Ah, se llama Generosa y siempre fue tacaña. Bueno ahorrativa.
Disfruto con las carcajadas que haces soltar algunas veces.
ResponderEliminarArriba la madre que te parió.
Mecos
Amigo Mera, yo me quedé em el mayo del 68 (o algo similar) con lo cual lo digo todo. Este mundillo con sus golfadas socializantes del capital me repugna tanto como ese otro del que hablas en tu entrada. Los trabajadores no elegimos tener sindicatos para esto.
ResponderEliminarYo, como sabes, prefiero ser puro a realista. Porque para vivir ficciones, con mi taberna (Lentiscal) tengo de sobra.
Un abrazo.
Codorníu
Joder Pepe, tú no te quedaste en ningún tiempo, eres un esteta y te queda bien. Además, como tienes taberna, las copas te salen más baratas. Yo no me he vuelto realista, me volví albañil, es que lo de las copas me salía carisimo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Caro amigo, belo post...Espectacular...
ResponderEliminarUm abraço
¡Ahh! ¿pero todavía existen los sindicatos? Hace tanto que no oigo hablar de ellos que pensaba que habían desaparecido como los dinosaurios. Será que como soy autónomo..
ResponderEliminarMenuda panda.
Un fuerte abrazo.
Hace bastante tiempo que los sindicatos de clase perdieron definitivamente el norte.
ResponderEliminarAhora mismo no representan a nadie, sólo se preocupan de sus intereses personales y poco más. Es triste, pero es así.
Nos vemos
Yo me apunto a limpiar con tu madre, tiene que ser una señora como pocas. Lo que podría aprender de ella para poder quedarme solo en casa ¡Solo en casa!
ResponderEliminarDura realidad la que nos presentas, espero una pronta solución.
ResponderEliminar¡Qué Dios nos coja confesados!
Saludos.
Chana.- Obrigado, como sempre, meu amigo.
ResponderEliminarINSTIGADOR.-Existen, amigo, existen conmucha gente en nómina. Debe ser por eso. Está bien eso de ser anárquico, digo autónomo.
Miguel.- Muchas gracias por tu visita. Nunca te pierdo de vista.
Alberto.- Si, ha leido "grandes hits de la química aplicada". No te fies, que la soledad es muy dura. Mi madre lo consigue sin querer.
Makiavelo.- Ni confieso ni tengo nada que declarar. Las hierbas son infusiones pa la angustia. Un abrazo.
ResponderEliminarMi admiración por tu mamá...Ya no quedan madres como la tuya!
ResponderEliminarUn abrazo mera:)
Amigo Mera:
ResponderEliminarSi es por copas, pásese por la Taberna que está usted invitado.
De alguna manera habrá que olvidar que el mundo siguió yendo a peor: véase su texto actual.
Un abrazo.
Pepe.
Sibyla.- Alguna queda, pero están camufladas en el sindicato.
ResponderEliminarCodorniu.- Ya me paso por la taberna a menudo y me complace decirte que nunca das garrafonazo.
Un abrazo a ambos.
Querido Mera, estoy totalmente de acuerdo contigo. Los sindicatos se representan a ellos mismos, pero no a la clase trabajadora. Es una lástima que el hombre haya combatido tanto para ejercer unos derechos que se meriendan con sus barrigas vendidas ciertos sindicalistas.
ResponderEliminarSigo creyendo en el hombre y su futuro, y en que se alzarán las grandes alamedas por donde pase el hombre construyendo para siempre su libertad, que decía Salvador Allende, pero mirando a los sindicatos en este país...se me cae el alma a los pies.
Un beso esperanzado, pese a todo.