San Simón y San Antón. Foto Turgalicia.
Escrupulosamente delicada
La belleza crece por intuición.
Liberado de si, de su yo impreciso
El sujeto extrañado de su territorio canta y deduce
Que de un conjunto de sonidos se forma el arpegio
La memoria ante el blanco acude con presteza y corrige el compás
En la orilla de la linea divisoria. Carlos Oroza "Preludio a Cabalum"
El tráfico marítimo siempre fue distribuidor de enfermedades. Cuando hacía de secretario de los capitanes alemanes (1973...) los impresos de sanidad de todos los puertos incluían preguntas como: ¿tiene algún tripulante enfermo con fiebre y/o diarrea?¿ Ha observado mortandad de ratas a bordo?. Las enfermedades más comunes a bordo eran las de transmisión sexual, solían curarse en tres días con tres chutazos de dos millones de unidades de penicilina. Al aproximarse a un puerto los barcos solían izar una bandera amarilla la "Q" que significaba, "mi barco está sano y pido libre práctica", simultaneamente se izaba la "G" que significaba "necesito práctico". Los primeros que subían a bordo eran los funcionarios de Sanidad, recibían su cartón de tabaco y su botella de whisky (en casi todos los paises como el nuestro) revisaban las libretas de vacunas de los tripulantes y daban la "libre practica".
Todo esto me venía a la cabeza cuando recorría la Ría de Vigo a bordo del "Miño uno" un catamarán de pasaje de Ría. Íbamos hacia San Simón una isla hoy "Centro de Interpretación", que en el Siglo XIX fue elegida como Lazareto del Puerto, sucediendo a otro que posiblemente estuvo en las Cíes, que por razonas obvias resultó inoperativo.
La ley de Sanidad de 1866, pionera para la época, establecía recintos aislados en las proximidades de los puertos, para que pasajeros y tripulaciones enfermas no transmitiesen enfermedades a la población, pasando en ellos la "Cuarentena". Apestados y leprosos pasaban allí sus días esperando el final. Cuando esta Ley entró en vigor, en España ya existían Lazaretos. El nombre viene de Lázaro, el de los evangelios, a quien Jesús resucitó de la muerte por lepra, según se creía. Entre el Turia y la Albufera hubo uno, los campesinos llevaban productos al "Lazaret", por proximidad evangélica el nombre se tornó "Nazaret", allí fue creciendo un barrio a la sombra de lazareto. Hoy Nazaret es el barrio maltratado de Valencia. Hasta su hermosa playa fue ocupada por una terminal de contenedores. Mi amiga Pilar Sanfrancisco decía: Seguimos siendo apestados. No importa quien mande....
La Isla de San Simón y la de San Antón distantes unos treinta metros, albergaban el Lazareto Limpio y el Sucio, posiblemente antes de la promulgación de la Ley. En el limpio pasaban la cuarentena los tripulantes y pasajeros no infectados. Los muelles no eran los mismos para oficiales y pasaje que para los tripulantes. La isla de San Antón o Lazareto sucio era en realidad una leprosería. Se dejaban los alimentos en las proximidades, sin contacto físico con los leprosos, posteriormente se construyó un puente con dos puertas de hierro, el espacio intermedio era el que se dejaba para que se hiciese la entrega de alimentos.
Con la Ley se incrementó la presencia de buques que aprovechaban la cuarentena para fumigar, calafatear y hacer reparaciones, lo que dio un notable crecimiento a la ciudad de Vigo. Crecieron los astilleros por la Ría, muchos de ellos creados por el impulso de los inmigrantes catalanes e indianos retornados. Un episodio especialmente doloroso en San Simón fue el retorno de los soldados de Cuba que sufrieron una terrible mortandad consecuencia de las enfermedades tropicales (1898). Toda la ciudad se volcó con ellos una temporada. Luego muchos de aquellos soldados de "cuota" poblaron las tabernas de historias heroicas.
En 1921 se cerró el Lazareto de San Simón.
La demencia senil de mi madre le deja recuerdos por momentos. Su tío Eulogio Espiño Amil. Era hermano de mi abuelo. Había sido emigrante en Buenos Aires, volvió socialista y estuvo de apoderado de su partido en una mesa electoral. Era maderero. En julio de 1936 huyó. Recién casado y con un recién nacido, se ocultó en las proximidades de su casa. Mi madre le llevaba alimentos por la noche. Su hermano, que cazaba con los caciques le convenció de que se entregase. Se salvó de la pena de muerte, solo veinte años. Al principio estuvo encarcelado en la "Escuela Normal" hoy delegación de Educación. Allí le llevaban ropa sin piojos y comida. Luego San Simón. Estuvo hasta 1943, fue indultado. Salió tuberculoso y loco. Murió a los seis meses y durante los breves momentos de lucidez miró a su hermano y pidió: Cuidad de esa pobre criatura.
Ni siquiera eso tuvo. Su hijo, abandonado por su joven madre, no tuvo el apoyo de los suyos. Se crió con su abuela y empezó a trabajar a los doce años. Fue albañil. Cuando en las Canarias una artritis degenerativa le impidió trabajar, fue vagabundo. ¿Vivirá?.
Carlos Oroza declamó en la Isla del Mal y la Enfermedad exorcizándola, sus versos Poe, Poe, Poe...poemando seguidos atentamente por la concurrencia eran aplaudidos cuando las bellas imágenes del otro Carlos, Vilas Bugallo, irrumpían en las paredes hoy limpias, que sin duda en sus cales albergaron mensajes de dolor.
De vuelta, los kilómetros de muelle vacíos del puerto de Vigo, me dan un dolor añadido. Locales de copas encima de una playa.
Mi madre sonriendo me dice: En esa isla conozco yo a mucha gente, pero no me acuerdo como se llaman.
-Non Mamá, non é esa Illa, ti coñeces xente na Illa de Arousa.
-Tes razón, esa é a Illa onde estivo o tío Eulogio.
No sé por que, pero hay visitas que dan ganas de llorar.
Escrupulosamente delicada
La belleza crece por intuición.
Liberado de si, de su yo impreciso
El sujeto extrañado de su territorio canta y deduce
Que de un conjunto de sonidos se forma el arpegio
La memoria ante el blanco acude con presteza y corrige el compás
En la orilla de la linea divisoria. Carlos Oroza "Preludio a Cabalum"
El tráfico marítimo siempre fue distribuidor de enfermedades. Cuando hacía de secretario de los capitanes alemanes (1973...) los impresos de sanidad de todos los puertos incluían preguntas como: ¿tiene algún tripulante enfermo con fiebre y/o diarrea?¿ Ha observado mortandad de ratas a bordo?. Las enfermedades más comunes a bordo eran las de transmisión sexual, solían curarse en tres días con tres chutazos de dos millones de unidades de penicilina. Al aproximarse a un puerto los barcos solían izar una bandera amarilla la "Q" que significaba, "mi barco está sano y pido libre práctica", simultaneamente se izaba la "G" que significaba "necesito práctico". Los primeros que subían a bordo eran los funcionarios de Sanidad, recibían su cartón de tabaco y su botella de whisky (en casi todos los paises como el nuestro) revisaban las libretas de vacunas de los tripulantes y daban la "libre practica".
Todo esto me venía a la cabeza cuando recorría la Ría de Vigo a bordo del "Miño uno" un catamarán de pasaje de Ría. Íbamos hacia San Simón una isla hoy "Centro de Interpretación", que en el Siglo XIX fue elegida como Lazareto del Puerto, sucediendo a otro que posiblemente estuvo en las Cíes, que por razonas obvias resultó inoperativo.
La ley de Sanidad de 1866, pionera para la época, establecía recintos aislados en las proximidades de los puertos, para que pasajeros y tripulaciones enfermas no transmitiesen enfermedades a la población, pasando en ellos la "Cuarentena". Apestados y leprosos pasaban allí sus días esperando el final. Cuando esta Ley entró en vigor, en España ya existían Lazaretos. El nombre viene de Lázaro, el de los evangelios, a quien Jesús resucitó de la muerte por lepra, según se creía. Entre el Turia y la Albufera hubo uno, los campesinos llevaban productos al "Lazaret", por proximidad evangélica el nombre se tornó "Nazaret", allí fue creciendo un barrio a la sombra de lazareto. Hoy Nazaret es el barrio maltratado de Valencia. Hasta su hermosa playa fue ocupada por una terminal de contenedores. Mi amiga Pilar Sanfrancisco decía: Seguimos siendo apestados. No importa quien mande....
La Isla de San Simón y la de San Antón distantes unos treinta metros, albergaban el Lazareto Limpio y el Sucio, posiblemente antes de la promulgación de la Ley. En el limpio pasaban la cuarentena los tripulantes y pasajeros no infectados. Los muelles no eran los mismos para oficiales y pasaje que para los tripulantes. La isla de San Antón o Lazareto sucio era en realidad una leprosería. Se dejaban los alimentos en las proximidades, sin contacto físico con los leprosos, posteriormente se construyó un puente con dos puertas de hierro, el espacio intermedio era el que se dejaba para que se hiciese la entrega de alimentos.
Con la Ley se incrementó la presencia de buques que aprovechaban la cuarentena para fumigar, calafatear y hacer reparaciones, lo que dio un notable crecimiento a la ciudad de Vigo. Crecieron los astilleros por la Ría, muchos de ellos creados por el impulso de los inmigrantes catalanes e indianos retornados. Un episodio especialmente doloroso en San Simón fue el retorno de los soldados de Cuba que sufrieron una terrible mortandad consecuencia de las enfermedades tropicales (1898). Toda la ciudad se volcó con ellos una temporada. Luego muchos de aquellos soldados de "cuota" poblaron las tabernas de historias heroicas.
En 1921 se cerró el Lazareto de San Simón.
La demencia senil de mi madre le deja recuerdos por momentos. Su tío Eulogio Espiño Amil. Era hermano de mi abuelo. Había sido emigrante en Buenos Aires, volvió socialista y estuvo de apoderado de su partido en una mesa electoral. Era maderero. En julio de 1936 huyó. Recién casado y con un recién nacido, se ocultó en las proximidades de su casa. Mi madre le llevaba alimentos por la noche. Su hermano, que cazaba con los caciques le convenció de que se entregase. Se salvó de la pena de muerte, solo veinte años. Al principio estuvo encarcelado en la "Escuela Normal" hoy delegación de Educación. Allí le llevaban ropa sin piojos y comida. Luego San Simón. Estuvo hasta 1943, fue indultado. Salió tuberculoso y loco. Murió a los seis meses y durante los breves momentos de lucidez miró a su hermano y pidió: Cuidad de esa pobre criatura.
Ni siquiera eso tuvo. Su hijo, abandonado por su joven madre, no tuvo el apoyo de los suyos. Se crió con su abuela y empezó a trabajar a los doce años. Fue albañil. Cuando en las Canarias una artritis degenerativa le impidió trabajar, fue vagabundo. ¿Vivirá?.
Carlos Oroza declamó en la Isla del Mal y la Enfermedad exorcizándola, sus versos Poe, Poe, Poe...poemando seguidos atentamente por la concurrencia eran aplaudidos cuando las bellas imágenes del otro Carlos, Vilas Bugallo, irrumpían en las paredes hoy limpias, que sin duda en sus cales albergaron mensajes de dolor.
De vuelta, los kilómetros de muelle vacíos del puerto de Vigo, me dan un dolor añadido. Locales de copas encima de una playa.
Mi madre sonriendo me dice: En esa isla conozco yo a mucha gente, pero no me acuerdo como se llaman.
-Non Mamá, non é esa Illa, ti coñeces xente na Illa de Arousa.
-Tes razón, esa é a Illa onde estivo o tío Eulogio.
No sé por que, pero hay visitas que dan ganas de llorar.
Dura historia,como la vida misma, pero tan bien contada...
ResponderEliminarUn abrazo Mera.
Como siempre, es un placer leerte.
ResponderEliminarUnha aperta
Jorge.- Tu si lo cuentas bien. Tómate otra, estás invitado.
ResponderEliminarMuxica.- Gracias, mujer. Outra.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola quería decirte que Eulogio era albañil y fue padre en 1941 y su hijo (mi padre) si se crió con su madre. Quisiera contactar contigo. Mi correo es bea1179@gmail.com. Un saludo.
ResponderEliminarHola. He intentado ponerme en contacto contigo pero veo que publicas lo que te cuentan. No se quién te habrá contado que el hijo de Eulogio se crió con su abuela, pero eso es mentira; se crió con su madre en Lerez. Fué el propio Eulogio quien lo inscribió en el registro en 1941. Después se casó con la que es mi madre y cuando se separaron se fué para Canarias. NUNCA FUÉ VAGABUNDO me parece increible que pueda decirse eso de una persona de la que no se conoce. Fué pintor. Y por desgracia falleció en Abril de este año.
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