Foto: www.culturagalega.org
Salgo tan poco de mis espacios comunes que desconozco a las personas, olvido sus caras y olvidan mi cuerpo. No ocurre lo mismo con mi Santa que tiene mucha más práctica.
Un decir: estamos en Madrid, voy a mear a la estación de Atocha, salgo y la veo hablando animadamente con un señor con una cresta. Era Manquiña, un actor de aquí, el de: "Carmiña, vuelvo pa casa, que esto es muy estresante", naturalmente no le reconocí.
-Jose ¿Le conoces?
-Ehhh..., si me suena....
-¡Es Manquiña, hombre!. Mira, tú eres como el Papa, unes a la familia...
Hoy salimos, en una acera había un grupo. Su metro y medio se plantó ante una señora bastante alta y dijo:
-¡Hola!
La señora amablemente respondió ¡Hola! quitándose las gafas.
-¿Tu no eres siquiatra en el Hospital?.
Fui por su espalda y le sujeté los hombros, con actitud de firmeza, sabía a quien se refería la confusión, una médico conocida de cenas.
-Perdone, la acabamos de recoger en el siquiátrico y todo el mundo le parece conocido...
- Será de la sala de espera del siquiatra de lo que nos conocemos, -dijo la turista.
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