Con niños libaneses que me invitaron a dar una vuelta en su bote, el Monte Amboto por nuestra popa, donde pasé aquel verano (1970) de marinero.
Me hubiese gustado escribir sobre el pasado, así si me falla la memoria me invento uno. Pero hoy no puede fallarme la memoria. En mi época de marinero y telegrafista mercante visité muchos países donde la población en su casi totalidad eran musulmanes. En el Líbano de 1970 la población cristiana, musulmana y atea convivía pacíficamente y los niños y niñas de diferentes religiones estaban escolarizados, hablaban bastante bien francés, inglés y por supuesto su lengua materna. Yo sentía a mis dieciocho años una sensación de libertad, camaradería y cariño por parte de adultos y autoridades que en España estaba muy lejana y cuando llegó duró poco. Fui invitado por familias y funcionarios que tuvieron infinita paciencia con mi ímpetu e ignorancia, que a pesar de mi nula relevancia social me trataron como un exótico embajador, ello en todos los países del norte de África, Oriente medio y África occidental, mi curiosidad podría ser vista por un ortodoxo como impertinencia.
Después leí como la Falange libanesa y otros partidos cristianos se asociaban con los israelíes contra los refugiados palestinos, como las ciudades del sur del Líbano, cerca de donde había visto dormir a la gente bajo una parra al borde de un camino aquel verano, se convertían en un infierno y una ruina. Los niños ya no jugaban con fusiles de madera a ser combatientes, ya había combatientes con metralletas auténticas.
Aquel dolor queda hoy pequeño, la estupidez religiosa que tanto ha dañado al llamado mundo cristiano hasta hace bien poco se convierte en Ley en media África y en individuos europeos que quieren salvar su alma despiadada, pues su puto dios está por encima de la voluntad y la felicidad de los humanos.
Hace un mes quemaron vivo a un piloto jordano que había sido capturado en Siria. La semana pasada , los del ISIS seguían pidiendo su intercambio con una terrorista condenada en Jordania. Y es que al infiel y al enemigo se les puede mentir, matar, esclavizar. Lo mismo pensaban los papas y reyes de la edad media. No hace mucho se discutía en la Iglesia si los negros tenían alma. En algunos puntos de USA se seguía discutiendo eso en el siglo pasado.
El alma se la dieron dos guerras mundiales donde combatieron y murieron. No es necesario ser WASP para combatir y morir.
Y los jóvenes emigrantes de segunda generación en los estados europeos, ávidos de reconocimiento, raices y aventuras se enrolan en el corán de la yihad, donde después de una muerte probable está el paraiso. ¡ Que mejor muerte para un parado, un pequeño delincuente o un universitario en primer curso de carrera!.
El enemigo real es la religión, cualquier religión, todas las religiones.
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