El faro de Bojador en la actualidad. Foto: Rui Omelas.
El relato que sigue son recuerdos de D. Antonio Castaño Lamela, del Cuerpo de Torreros de Faros. Intento transmitirlos tal como los recibí en las noches del verano de 1979 que compartí con él, su bella esposa Lola y una hija, cuyo nombre no recuerdo, en el faro de Cabo Silleiro. He intentado que Lola me diese una parte de su recuerdo, pero me dijo que ese episodio de sus vidas les había hecho sufrir tanto, que pasaron muchos años intentando olvidarlo y que de ninguna manera quería recordarlo.
Antonio Castaño falleció hace dos años, ya jubilado en A Coruña.
Su padre era el encargado del faro de la Isla de Ons, se turnaba con un compañero y compaginaba el mantenimiento de la señal con la enseñanza, que libró a muchos isleños del analfabetismo. Los habitantes de Cies, Ons y Sálvora, en los años treinta y cuarenta, aprendían a leer entre salida y salida a la mar, (los niños menores de doce años podían ser enrolados) en las dependencias de los faros, sus padres pagaban la enseñanza con un saco de patatas, pescado o un trozo de carne salada. Los hijos de los fareros compartían esas clases, hacían el bachillerato por libre, y hay maestros, capitanes, ingenieros, abogados ... que iniciaron su formación enseñados por sus padres en puntos aislados de nuestro litoral. Antonio Castaño se presentó a las oposiciones a Torrero de Faros y las aprobó, hizo las prácticas en las dependencias de Alcalá 42. Todos los torreros nos formamos en Madrid. Su primer destino fue la Isla de Sálvora y se casó con una isleña bellísima, Lola, de la que estuvo siempre enamorado.
Los funcionarios destinados en África ganaban mucho más que en los destinos de la península. Castaño concursó en 1956 a la plaza de Cabo Bojador, en el antiguo Sidi Ifni. Hoy Sahara Occidental. Antonio y Lola dejaron a su primer hijo a cargo de sus abuelos. Estuvieron contentos en el faro, cuya dotación se completaba con su compañero Carlos Ruiz (o Rey) Dama . La partida con los compañeros, la hermandad con los militares y civiles residentes, la incomparable situación económica hacía más llevadera la vida lejos de los suyos. La llegada de provisiones y correo por los "mandaderos" un matrimonio canario, que hacían pequeños transportes en una camioneta y se ocupaban de la limpieza de las instalaciones, se llamaban Lucas Barrera Segura y Dolores Jiménez Morales, era siempre un motivo de alegría.
La mañana del 29 de noviembre de 1957 habían cazado un venado, lo desollaron al lado de la boca del aljibe y lo adobaron. Comieron con la pareja de la Guardia Civil, y cuando estaban echando la partida y tomando café, se vieron encañonados por un grupo de bereberes, no saharahuis. No les dio tiempo a nada. Los guardias entregaron sus pistolas en la funda.
-No nos dio tiempo a nada. El armamento lo teníamos en la torre, si hubiésemos estado prevenidos, nos durarían dos horas.
Los asaltantes recogieron el armamento: fusiles, pistolas y bombas de mano. Cargaron los suministros del faro y todo lo que les pudo servir en el camión de servicio. El personal fue amarrado en la caja, sus captores se dividieron en dos grupos, uno se dispersó y el otro les condujo en el camión durante día y medio hasta una granja en territorio marroquí, donde estaban otros prisioneros españoles, custodiados por miembros del Frente de Liberación, que sin duda alguna eran militares regulares, mandados por un comandante del Ejercito Real.
Las mujeres fueron separadas de los hombres, en su lugar de cautiverio se encontraban las mujeres de un destacamento de la Guardia Civil que también había sido capturado.
Los hombres eran interrogados, especialmente los militares, que por otra parte poco tenían que decir, pues no había ninguno con acceso a información sensible.
La preocupación por las mujeres y por la situación de las familias en España era una losa que pesaba en el ánimo de los prisioneros.
Mientras, cuando el faro dejó de funcionar la flota informó a la costera de las Palmas e inmediatamente, según algunos informes se envió un avión de reconocimiento y según el relato de Castaño, a los tres días llegó una lancha con personal de Obras Públicas y guardias civiles desde las Palmas. Quedaron horrorizados al ver la sangre en el aljibe, el faro desierto y saqueado. Los buzos inspeccionaron el aljibe. Ningún cadáver. Pero la sangre reseca no dejaba lugar a dudas. El personal del faro había sido asesinado por bandidos. Se comunicó a las familias la situación y se les dio por desaparecidos. Se hicieron funerales en Coruña, Pontevedra, Zaragoza y Las Palmas.
A los seis meses de cautiverio, la situación comenzó a cambiar. La Legión, que se había retirado en un primer momento, tras sufrir bastantes bajas, y los paracaidistas que se formaron para la ocasión habían tomado posiciones en el territorio, causando numerosas bajas al llamado Ejercito de Liberación del Sahara y a la población civil (según se dijo). El coronel que ahora dirigía el improvisado campo de prisioneros accedió a que se reuniesen los matrimonios y a hacer llegar a la Cruz Roja internacional cartas de los prisioneros a sus familias. La Cruz Roja no podía negociar un intercambio de prisioneros, pues al parecer el Gobierno español no reconocía la beligerancia del supuesto frente de liberación, tampoco que hubiese "desórdenes en las provincias africanas" y mucho menos que existiesen prisioneros en manos de "sublevados o bandidos".
Esta situación duró año y medio. Un día fueron entregados al Ejercito regular que los llevó a la frontera de Ceuta, donde fueron entregados a las Autoridades españolas.
-Nada más llegar, sin informarnos de nada, fuimos interrogados repetidas veces y en varios sitios por el Servicio de Información Militar. Su único interés era si los militares se habían comportado dignamente o si habían confraternizado con los marroquíes.
Antonio Castaño Lamela ocupó plaza de Suplente en la Jefatura de Costas de Coruña, donde llevaba la Pagaduría cuando no nos sustituía a uno de baja o vacaciones, hasta su jubilación. Era un Técnico competente y un excelente compañero. Lola su señora, es tan inteligente y lúcida como la recordaba. He intentado localizar a su compañero Juan Carlos y no lo he conseguido.
Es posible que exista en el relato alguna inexactitud, son recuerdos de una historia contada. Si alguien puede corregir algo lo agradezco. Hasta el relato de Antonio, poco había oído hablar de esa guerra y la mayor parte de los españoles nada. La guerra de Sidi- Ifni nunca existió.
Dedico estas lineas a la memoria de mi compañero Antonio Castaño Lamela y a su familia.
Dejo mi huella de que te he leído. Eres un buen narrador. Ya se podía hacer una buena película co la vida de Antonio Castaño.
ResponderEliminarUnha aperta.
De nuevo ¡Chapeau!
ResponderEliminarDe nuevo gracias por tu narración.
P.D. Hay algo para tí en mi blog
;-)
Bueno... ¡y luego dicen de Salgari!
ResponderEliminarPero, hombre... si tú eres un manantial.
¿Has pensado en recopilar todo lo que tienes y que te lo editen?
¿No? Pues deberías.
Un abrazo.
Gracias Muxica por tu fiel visita.
ResponderEliminarNautijorge.- Maravillosa tu entrada, muchas gracias por la deferencia. En el perfil está mi correo.
Codorniu.- Te pasas un güevo. Mi santa seguro que piensa que soy un desperdicio de manantial...literario. No quiero pensar que diría un editor de mis chorradas. Si lo editase la Diputación desaparecería el servicio de publicaciones. Gracias por venir.
Pues a mi me encantan tus historias de faros y fareros. Por lo que leo, debeis ser de una casta especial que une la bondad al servicio público.
ResponderEliminarMe encantó. Y soy de la opinión de recopilar y publicar.
Un abrazo.
Muy bueno el relato. Un hermano de mi padre hizo la mili en Sidi-Ifni, por lo que siempre me han atraido todas las historias que allí pasaron.
ResponderEliminarUna brazo,
P.D.: No compres un TDT de la marca SIEMES
Hola Mera, gracias por visitar mi blog, admiro y disfruto mucho tu bella tierra. Me gusto tu narración, vamos que te visitaré de vez en cuando.
ResponderEliminarCordialmente.
Rocío
Le tocará alguna vez a algún farito uruguasho???
ResponderEliminarBeso Farero!
INSTIGADOR.- Sois muy amables, me gusta contar y esto son recuerdos, es para mi el medio de dejar a mis hijos, y a mis futuros nietos, el cuento más o menos organizado. Es posible que encuentren un coñazo el relato de un mundo que afortunadamente aquí ya no existe.
ResponderEliminarUn abrazo.
Alberto.- No sufras, a los de Siemens les vamos a montar una OPA hostil que van a flipar.
Rocio.- Gracias por venir, tu blog me parece educativo y saludable.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarA Sylvia.-En el comentario suprimido quería decir que me gustaría hacerlo. Pero ya has visto que lo que cuento aquí son relatos de primera mano, con la información contrastada en otras fuentes, vivencias u opiniones en primera persona. He leido todo el libro que me regalaste y hay historias muy interesantes, veremos que puedo hacer. Un beso.
ResponderEliminarHola. Me llamo Paco Miquel. Por casualidad he llegado a tu narración y puede que yo pueda obtener más datos. Los tíos abuelos de mi futura mujer son ese matrimonio canario: Lucas y Dolores, y recientemente me han pedido que busque información de su secuestro. Se poco, ellos no recuerdan bien los datos precisos y yo no logro encontrar nada en las hemerotecas. Si puedo ayudarte o puedes darme alguna pista de datos publicados, te estaré muy agradecido. Son personas muy mayores que quieren saber qué se dijo de aquello y porqué en España nadie sabe las cosas que allí pasaron. Gracias.
ResponderEliminarBuenos días.
ResponderEliminarSi conociste a Antonio Castaño Lamelas en el 79 en Cabo Silleiro, recordarás a un enano de 4 años, de pelo rizado y rubio, y con cara de haberlo roto todo, correteando por el faro.
Un saludo.
PMC.- Me encantaría entrar en contacto con los tíos abuelos de tu novia a través de tu informática, pero no has dejado ningun correlectrónico en tu mensaje, y en el perfil de "Bloger" al que tengo acceso no figura. Lo siento.-
ResponderEliminarJorge.- Querido, te digo lo mismo, mi correo figura en la página, no obstante es jamera151@gmail.com. Me emocionó mucho que encontraseis a tu abuelo aquí, y que a tu abuela le gustase lo escrito. Es posible que no coincidiesemos, no recuerdo haber conocido a tu padre, si recuerdo a tu tía. Tengo un chico dos años más joven que tu y yo era un padre de juegos y paseos, lo hubiese recordado. Pero tu abuelo y yo nos turnábamos y yo tenía una casa en Villanueva de Arosa, de todas formas es un placer saberos bien, un abrazo a toda la familia. Si me mandáis una foto del abuelo o de los abuelos la publicaré. Si os apetece que quede en el ciberespacio.
NECESITAMOS FOTOS SI LAS HAY, SON HECHOS DE LA HISTORIA Y ASI HAY QUE CONSIDERARLOS, MI MAS SINCEROS RESPETOS PARA TODOS.
ResponderEliminarSI ALGUIEN TIENE FOTOS DE CABO BOJADOR ME LOS ENVIA A ESTE E-MAIL:
el_frig@yahoo.es
Muchisimas Gracias.
Que triste que todo esto no se conozca por nadie. Es una canallada que unas personas que han sufrido tanto sin tener porque, no tengan el reconocimiento de toda España. Hoy no se porque motivo, he buscado en internet para saber que habría pasado de esas familias, de las que solo sabia (creía)habían sido asesinadas en Cabo Bojador. Y me encuentro con la sorpresa de que no habían muerto, ¡que se las había silenciado !Es indignante. Tengo setenta y un años, y recuerdo perfectamente haber leído aquellos hechos en el periódico, yo tenia quince años, pero una memoria muy buena. Seguiré investigando para aclarar todo esto.Un saludo cariñoso.
ResponderEliminarBuenos días. Soy Rosa, la hija de Antonio y Lola. Gracias por este relato, me ha encantado encontrarlo. Buscaba información sobre todo lo ocurrido. De niña les preguntaba una y otra vez sobre estos hechos, nunca me cansaba de oirlos hablar sobre el año y medio que estuvieron prisioneros allí. Me contaba mi madre la alegría que sintió cuando le dieron un poco de pasta de dientes,o el miedo cuando los trasladaron atados, amordazados y con los ojos vendados pensando que los iban a fusilar. Muchas gracias y un abrazo enorme.
ResponderEliminarRosa, te recuerdo. Un abrazo.
EliminarHola, buenas tardes
ResponderEliminarEsto es una nota para José Antonio Mera-Espiño
No encuentro otra forma de dirigirme a Vd. a propósito de esta
historia del faro del cabo de Bojador, por lo que le agradecería si pudiera ponerse en contacto conmigo a través de la dirección de e-mail, lmonferr@msn.com
Muchas gracias.
L. M.
Lo siento, tengo un poco abandonado el blog. Agradecería me contactes wassap 616531673.
EliminarMi padre era el encargado de mantenimiento de los faros de la Ria de Marin, Antonio Pena, y vivimos muy intensamente el secuestro de Antonio Castaño y esposa, siendo yo un crio, y nos alegramos mucho cuando supimos que los habian liberado. La ultima vez que los vi, fue cuando me trajeron el regalo de mi boda en 1975. muy buena gente.
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