El primer faro instalado en Europa, con la consideración de Señal Marítima permanente, fue el Faro de Eddystone. Eddystone es una piedra que en pleamar queda sumergida unos sesenta centímetros bajo el agua, situada a 13 m.n. al Sudoeste de Plymouth. Sufre corrientes y vientos muy duros, así como situaciones de nieblas con visibilidad inferior a diez metros en numerosas ocasiones. Después de la pérdida de varios barcos de la flota real en medio de la niebla, un Acta del Parlamento autorizó a Henry Winstanley; un hombre de negocios que ya había perdido en la Roca de Eddystone dos de sus cinco barcos; a construir un faro que "librase a la navegación de tal peligro". Winstanley era más famoso por su atracción "Winstanley Waterworks", instalada en Hyde Park, que durante décadas había generado una considerable fortuna, que por su recién adquirida condición de naviero.
En 1696 comenzó los trabajos de construcción de una torre , que el Almirantazgo apoyó con barcos y hombres. Inglaterra estaba en guerra con Francia y la Corona mantenía permanentemente un buque de protección para los constructores de la torre. Pero un día de calma el escolta no apareció y un corsario francés hizo prisioneros a Winstanley y sus hombres, conduciéndolos a Francia. Luis XIV mandó liberarlos inmediatamente, al saber a que se dedicaban, diciendo "Francia está en guerra con Inglaterra, no con la Humanidad".
La torre construida en forma octogonal, en madera y hierro, con numerosos adornos que se correspondían más con el "carácter excéntrico del constructor" que con necesidades estructurales, se encendió con un fuego de carbón por vez primera en 1698. Winstanley respondía a las críticas hechas por marinos y constructores, manifestando su deseo de pasar en su torre el peor temporal que sufriese Inglaterra.
Lamentablemente su ruego fue atendido y la noche del 27 de noviembre de 1703, el mayor temporal que se recuerda en la historia de Inglaterra, arrasó el faro y a sus seis ocupantes. Henry Winstanley había arribado a la torre con tres operarios para hacer reparaciones urgentes. El cadáver de Winstanley nunca apareció. La semilla estaba puesta pues durante los cinco años de fuego de carbón en Eddystone Rock no hubo ningún naufragio.
Torre de Winstanley.
Después de nuevos naufragios en la zona el Almirantazgo urgía la nueva construcción de un Faro en Eddystone Rock.
Rudyerd, un tratante de seda, obtuvo del Parlamento una patente por 99 años, que le autorizaba a construir un faro en el lugar, cargando un penique por tonelada a los buques que por él pasasen. Del cobro se encargaba la Casa de la Trinidad (Trinity House) o la Aduana en los puertos en que aquella no tuviese administración. Aplicó Rudyerd a la construcción criterios navales y no los convencionales de edificios. El Faro de Rudyerd duró 46 años (1709-1755), atendido por tres fareros, un aprendiz y un principal. En su linterna lucían doce lámparas de aceite, y la estructura era cilíndrica, de madera forrada de plomo.
La noche del 2 de Diciembre de 1755, el Principal Henry Hall, despertó al personal para comunicarles que la linterna estaba ardiendo. Hall " de 92 años era de complexión fuerte, y ágil para su edad". Pasaron los fareros cubos de agua en cadena, lanzándolos Hall hacia arriba, para intentar apagar el fuego. Como tenía la boca abierta, el plomo derretido de la cúpula de la linterna se deslizó por su garganta. Después de ocho horas luchando con el fuego los cuatro fareros estaban en la base de la roca, azotados por las olas. Un particular que vio el incendio envió un bote, que al no poder aproximarse a la roca debido a la mala mar, lanzó cabos arrastrando a los fareros hasta el bote.
Henry Hall sobrevivió doce días y fue atendido por el Dr. Spry, quien al realizarle la autopsia extrajo un ovoide de plomo de 7 onzas y media (200 grms.). Spry envió un relatorio del caso a la Royal Society. Los miembros no creyeron que se pudiese sobrevivir después de ingerir plomo derretido. En defensa de su prestigio, el doctor Spry hizo tragar plomo a perros y aves, probando así los hechos.
La torre de Smeaton, que en su construcción empleó por primera vez el cemento y el cemento rápido, funcionó desde 1759 a 1882. La cuarta y actual es la de Douglass, que permanece en servicio y fue la primera de la costa británica en ser automatizada en el año 1982.
Torre de Douglass, al lado de la base de la torre de Smeaton, construida alrededor de un tronco de roble (inglés, naturalmente), que sobrevive.
Dedico esta entrada a Miguel Ángel Sánchez Terry, que me encargó la traducción de la historia de los faros británicos en 1981. Nunca se la entregué pero el recuerdo de los textos quedó imborrable, cuando decidí echarla al correo los libros Faros españoles, Faros españoles del Océano y Faros españoles del Mediterraneo ya habían sido publicados por el Ministerio de Obras Públicas. Y es que de joven andaba un poco perdido yo. Farero e Ingeniero industrial, su trabajo debería ser ejemplo para otros que cobran mucho más.
Fuentes: Trinity House, Wikipedia, M.A. Sanchez Terry. Fotos y grabados de la red.
Esto de que google me chive lo último es fantástico. Me encantan las historias del mar y esta en particular. Esos locos que, contra viento y mareas, hicieron posible que el ser humano desafiara a la razón y la lógica, aunque sucumbieran por ello.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Abrazos
Instigador.-Yo aún no instalé los avances, es lo de perderte por no llevar Gps, le preguntas a la gente, te relacionas...Como ir a bailes de salón. Un abrazo.
ResponderEliminarDespués de leerte y pasar un buen rato, no se que comentar, así que utilice mi GPS y he encontrado esto:
ResponderEliminar"Supongo que a la mayoría de nosotros el mar nos pone un poco nerviosos. Sea cual sea su sonrisa, dudamos de su amistad."
H. M. Tomilson (Escritor británico)
Es una “Chorrada” ¿Verdad? Pero…. He dejado la huella de mi paso.
Unha aperta.
Madre mía, Mera: cada vez me enrollan más tus entradas. Hay que ver lo que te las trabajas.
ResponderEliminar¡Y lo que sabes!
Un abrazo, farero.
Pepe.
(Cunqueiro -que te estará viendo- estará orgulloso de ti)
Magnífica, instructiva y apasionante lección de historia. Aplausos.
ResponderEliminarMuxica.- No me parece una chorrada, te agradezco que me leas. Un beso.
ResponderEliminarCodorniú.- Tampoco esd para tanto,en lo de saber, juego con ventaja, porque soy mayor. En lo de escribir, aprendo más de todos vosotros que de Cunqueiro (lo leí poco). Un abrazo, adulador.
Jesus.- Gracias, ya sabes, batallitas del abuelo Cebolleta.
Interesantísima entrada, José Antonio, como tantas otras de tu blog.
ResponderEliminarQuien mejor para contar historias de faros que un farero.
Gracias, el tema me apasiona.
Unha aperta tamén.
Nautijorge.- Muchas gracias, como se nota que estás en dique seco, escribes mucho. Un abraza.
ResponderEliminarMe encanta leer, y sobre todo conocer y aprender, cuánto de bueno ha dado la Historia del Mar y desconocemos. Los faros son, en sí mismo, fuentes de inspiración inagotables, porque forman parte de su entorno marino, pero los ha puesto ahí el hombre. Con no poco sacrificio, esfuerzo, pasión y genialidad. Muy muy interesante, y bien narrado, Mera. Espero más.
ResponderEliminarBesos.
Tamara.- Te pondré más. Existe el peigro de idealizar el faro y al ferero. Tienes razón, es un avance de la humanidad, como el ferrocarril e internet, pero lo más interesante de ello es la tecnología, que solo nos interesa a unos pocos, sin menospreciar la parte romántica y literaría, que nos interesa a otros pocos. Para la mayoría, conducir un tren, arreglar un faro o encontrarte a tí es solo un trabajo. Para mi ha sido un honor.
ResponderEliminarPlymouth es un lugar que me fascina, en su puerto han pasado tantas cosas interesantes... Buscando en Google más información sobre el faro de Smeaton he llegado hasta aquí. Los faros me han resultado siempre muy atractivos y románticos; y los fareros me parecen héroes anónimos. Me ha encantado leerte, volverépor aquí.
ResponderEliminar