martes, 15 de enero de 2008

Temporal y naufragio

Un temporal nos azota, un pesquero de Riveira, el M/P CORDERO, el nombre lo han dado en las noticias y vaya usted a saber como se llamaba, se fue a pique y cinco de sus tripulantes se han perdido. Rápidamente los buitres de la política hablarán de responsabilidad de las autoridades y pedirán la transferencia de las Capitanías marítimas a la Autonomía, al ayuntamiento, o más probablemente al sector privado.
Creo que a los marinos nos da igual a que Administración pertenece el funcionario que despacha el barco, a que empresa pertenece el Técnico que dice que el buque es apto para sus funciones.
Los responsables del barco deciden si un barco sale una vez cumplimentadas las burocracias. Luego la mar, la experiencia de la tripulación y en buena medida la inversión en seguridad deciden si el buque regresa a puerto.
Un naufragio es una sucesión de desgracias, errores o imprevisiones. Nunca es consecuencia de un solo factor. Los instrumentos modernos ayudan, pues si no existiesen radio balizas, posiblemente, no se hubiese salvado nadie del pesquero.
Duelen los náufragos, duelen los muertos, pero casi duele tanto, por ofensiva, la ignorancia del medio marino de informadores, políticos y sobre todo la de la población. La ignorancia de los demás entra en lo cotidiano, pero la de la gente, que del mar solo ve la playa, que come pescado sin saber de donde sale, esa ignorancia duele más.
Porque este país es como un barco grande donde las luces del puente son tan intensas que no se puede ver el mar y donde toda la tripulación está viendo la tele, mientras el barco va con el piloto automático. Somos lo que es nuestra industria marítima, su decadencia fue la nuestra y su crecimiento fue el de todos, y fuimos muchos los que la ejercimos con banderas de países de papel, pero barcos de verdad, capitales que huían de los impuestos crecían con nuestro trabajo, hemos sido muchos los inmigrantes del CORDERO.
En la radio escucho a uno de Comisiones diciendo que como se permite que un barco salga en estas condiciones, me gustaría saber cuanto navegó el sindicalista, y si lo hizo cuantos años lleva liberado. A los aros salvavidas con los que uno de los tripulantes salvó la vida una periodista les llamó ruedas y así...
Navegué diez años en varios barcos y los accidentes que viví (todos menores), no tuvieron que ver con temporales, que lógicamente hubo, tuvieron que ver con la incompetencia de un práctico del Amazonas que quiere pasar con el barco de 3500 T. por un canal delante de la casa de su amor y lo embarranca, que me quedo dormido en mi balandro y embarranco, que el Capitán pierde las gafas, confunde el faro y embarranca, y así. Si no hay muertos no hay daños, solo gastos. Pero para el inversor el gasto es a veces un daño, y un muerto es menos gasto que una embarrancada, o una entrada en puerto. De todo hay. Y en los accidentes que viví si no hubo muertos es porque hubo suerte.
Hay un Capitán retirado en Vigo que con sangre fría, capacitación y disciplina, salvó a toda la tripulación en un temporal con olas de once metros medidas por el helicóptero de la OTAN que los recogió de las balsas, cuando naufragó su Car-carrier. Lamentablemente el Jefe de Máquinas falleció por infarto dentro de la balsa. No he visto una sola entrevista en revistas profesionales, ni un reconocimiento a su labor. Nadie le invita a dar un curso en las cofradías, pues solo con contar como lo hizo a lo mejor llegaba, los cursos los dan los "sindicalistas". Es más, la empresa después del naufragio, no le llamó siquiera para preguntarle como se sentía.
Ai, nenos a vida do mar é moi dura...

1 comentario:

  1. Así es, lamentable ....

    Hoy es un domingo de verano en Montevideo. Ayer pude ir a la playa de Río de la Plata, aunque afortunadamente ayer estaba salada y clara, se ve que la corriente venía del océano.

    Como por la noche hubo tormenta hoy está el cielo claro, pero muy ventoso, así que por ahora me quedé en casa y aproveché a leer algunos de tus comentarios ya que mi amiga Purita me lo recomendó tanto.

    La verdad que tenía razón.

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