Recordando como las vidas de Herminio y Gonzalo Viana influyeron en la mía a lo largo de veinte años, había decidido ir completando este relato como una sola entrada, distribuyéndola por capítulos para que quienes tenéis la amabilidad de leerme no perdáis demasiado tiempo, pero Mr. Bloguer me corta cuando excedo cierta extensión. Así que tendréis que ir leyendo entradas sucesivas, con la batallas navales del "Celina"
Incorporaré las fotografías, algunas muy emocionantes, que de ese periodo conservo.
Herminio y yo viajamos en varios periodos mas de 5000 millas n. a vela en el Celina, en el Risor, un velero inglés de 1914 propiedad de May Bessant y en el Catuxa, el último velero de 12 metros que compró.
Gonzalo vivió periodos de seis meses en mi casa, en el faro de Cabo Estay, entre viaje de locura y viaje de locura. Ambos siguen viviendo en mi y en los míos.
Añadiré que he pedido autorización a Victoria Viana para publicar algunos pasajes que por su contenido pueden resultar escabrosos y hasta dolorosos para los supervivientes. No tengo contacto con el resto de la familia. A partir de hoy mi nombre completo figurará en mi perfil, pues no veo razón alguna para el misterio. Lo que pretendo es escribir y lo haré como siempre hice, como me dé la gana. Gracias a todos lo infieles que me leéis. Y eso, paciencia...
Gonzalo Viana Zulaika, Nació en Bilbao en 1950. Su padre, Herminio Viana Conde, decía que para él, aquel había sido un buen año. Había dejado su puesto de Primer Oficial del Capitán Segarra, de la Compañía Transmediterranea, había aprobado la oposiciones a Práctico del puerto de la Coruña y había nacido Gonzalo. Su único hijo varón.
Gonzalo estudió Nautica en Coruña, cuando terminó las prácticas no hizo el curso de piloto, pero navegó de segundo Oficial en barcos liberianos con el título de Patrón que se canjeaba por el de Alumno.
Desde 1970 hasta 1982 no volvimos a vernos. Se dedicaba a las artes gráficas, había ganado un concurso de carteles de la Unesco, y como hacía siempre lo dejó todo para dedicarse a cocer barro en un horno que había excavado en la Playa de Melide de la Isla de Ons.
Sus figuras eran inquietantes, dejaban al observador la pregunta de quienes somos . Una cabravacarmadilloreina, o un pezlagarthombre, o un caracoldios. Nunca les ponía nombre a sus esculturas. Aprendió a trabajar la madera y la piedra. En cuanto vendía algo se marchaba a la selva del Orinoco, o a una playa de Natal, o ...y se pasaba dos o tres años, cuando volvía no se acordaba de él ni el galerista de su última exposición, hasta que veía la obra.
Un día que dejó la Isla, apareció por mi casa y pasó varios días, sorprendiéndome con la invitación de una salida en velero con su padre.
El velero era una preciosidad, en madera, recién construido en Cedeira, se llamaba CELINA, tenía una bella estampa y era relativamente confortable en su interior. Pregunté a Gonzalo donde había conseguido aquella joya y cuanto le había costado.
El "Celina" en las fiesta de la Reconquista de Vigo 2008.
Foto: Faro de Vigo
La historia del Celina.
Había sido construido según un planito que salía en una revista, por un magnífico carpintero que había en Cedeira para un médico de Madrid, cuya esposa asturiana se llamaba Celina. La construcción duró dos años y el armador se enteró de que había materiales y barcos mas modernos, que el mantenimiento de un barco de madera dificilmente se puede hacer sin vivir en él, o disponer de una fortuna proporcional a los metros de eslora y el Celina tiene diez. Así que decidió venderlo. Le pidió a Gonzalo dos millones de las antiguas pesetas. Acababan de instalarle el motor cuando el propietario, el posible comprador y el mecánico, salieron del puerto a probarlo.
Navegaban paralelos a la costa y en una zona acantilada con viento de Noroeste cuando el motor se paró. Habían dejado las velas en tierra. El mecánico se puso a llorar en una litera y el balandro se movía a merced de las olas. La desesperación de los otros dos a Gonzalo le resbalaba, miraba la costa y calculaba el tiempo que tardaría en estrellarse contra las rocas. El barco no tenía radio a bordo, no había bengalas.
Vio que cada cierto tiempo una de las olas no rompía en una de las rocas, la tocaba sin rompiente, le dijo a los dos acompañantes que no se moviesen del barco, que intentasen mantenerlo proa al viento y que trataría de buscar ayuda. Se calzó unas aletas con las que había reconocido el casco del barco en puerto, y nadó las dos millas que había a tierra. Esperó nadando contra las olas que viniese la que por su altura podía dejarle sobre la roca sin hacer en ella un retrato de cuerpo entero por estampación. Cuando le apareció la ola adecuada nadó manteniéndose en la cresta y se amarró como pudo a las rocas cuando aterrizó.
Trepó todo el acantilado, con numerosos cortes por todo el cuerpo producidos por lapas y mejillones y llegó a donde hace una planicie. El amor hace milagros. El único vehículo en varios kilómetros estaba sobre el acantilado, con una pareja haciendo el amor afanosamente. Les golpeó suavemente el cristal, como no estaban en disposición de huir le preguntaron que quería. Les dijo que salía de un barco con problemas y que lo llevasen al cuartel de la Guardia Civil distante un quilómetro. Era la edad de Piedra, no había móviles. Una embarcación de la Cruz Roja del mar salió de la Coruña y llegó justo a tiempo, diez minutos antes de que el Celina se estrellase en el acantilado, remolcandolo mar a dentro y metiendolo en puerto. El mecánico había dejado cerrada la llave del gasóleo, cuando consumió el que había en filtros y tuberías, el motor se paró.
El médico de Madrid le vendió el barco por 700.000 ptas. Las compañías de seguros nunca supieron que un lote con las vidas de un médico y un mecánico se habían tasado en 1.300.000 pesetas.
Gonzalo siguió con su vida aventurera, siempre produciendo arte, entre España, Brasil y Venezuela, hasta su muerte, en 1997.
Gonzalo Viana: Hércules tallando la barca de piedra. Tambien llamada "Os Argonautas"
La escultura fue tallada en A Guarda, y transportada en un camión a Coruña. Pesa unas 20 T.M.
Continuará...
Las fotos de Hércules están en la web de un Instituto.
Vaya, vaya, qué historia!!
ResponderEliminarMe ha encantado leerla, realmente te expresas muy bien.
un beso
Contador de nubes y contador de historias. Lo haces tan bien que he tenido que acudir a San Google para saber más acerca del personaje. No he encontrado gran cosa, salvo lo de escultor, lo que me ha hecho pensar en tu gran imaginación. Afortunadamente para mi, tu relato acaba con un esperanzador "continuará".
ResponderEliminarYo, en otra vida, quiero ser Gonzalo Viana.
Un beso, Mera
Fabrisa.- Muchas gracias. Yo admiro a gente por diferentes motivos, a ti por tu bondad evidente y tu franqueza en lo que escribes. Lo del ascenso es pura envidia. Beso.
ResponderEliminarFermina Daza.- Gonzalo y yo teníamos una cosa en común, a parte de que nos quisimos mucho: Imaginamos nuestras vidas y las pusimos en práctica. Con notorios desastres en ambos casos. Él no lo escribía pero lo contaba tan bien, que era delicioso escucharle. Mañana incorporaré fotos y datos que me mandará su hermana Victoria y de alguna obra suya. En otra vida sigue siendo tu misma, eres un encanto.
Un beso, Irene.
Gonzalo murió joven, impacientes nos has dejado para conocer la historia de la travesía en el Celina.
ResponderEliminarAquí otra bonita foto:
http://www.fotografiasdegalicia.com/galeria/v/acorunha/acorunhaciudad/H_rcules+en+la+nave+de+los+argonautas+-+Gonzalo+Viana+-+IMG_4089.JPG.html
Caro amigo, bela historia...Bela estatua !
ResponderEliminarUm abraço
Alberto.- Gonzalo te hubiese gustado, era tímido, muy valiente y creativo. Cuando hubo terminado la estatua para el paseo marítimo de la Coruña, se fué al Orinoco a Venezuela, de aquí llevaba una hepatitis, creo, que nunca cuidó. Volvió a los dos años, moribundo. Antes de morir, rodeado del amor y del dolor de su padre y sus tres hermanas recorrió España para despedirse de todos sus amigos, que seguimos hoy recordandole con amor.
ResponderEliminarChana.- Gonzalo, que falava muito bem portugues, gostaría do seu arte com imagen e a luz.
Un abraço.
Muy interesante.
ResponderEliminarEspero el próximo capítulo.
Até mais,
Full true, halftrue oder was?
ResponderEliminarNos lo contarás al final?
Mecos
Quien seré?? Muchas gracias. Lo que falta es más interesante. Beso.
ResponderEliminarPuri.- Es un Fulltrue, han pasado varios años, pero mucha gente conoce a los personajes. Feliz cumpleaños. Un beso.
Hola, me ha encantado leer esta historia, muy bien contada.
ResponderEliminarGracias por tus palabras en mi blog y perdón por no haber venido antes a visitarte. un abrazo y estoy volviendo, nos leemos. besos
anamorgana
Me gusta esta historia pues es una vivencia de las que a mi me gustaria tener. MIs viajes en boarco siempre fueron por las rias bajas. Un dia, con un patron poco conocedor de su motora, fuimos a cangas y nos cogio la niebla. Como nadie sabiamos nada de aparatos nuestra unica preocupacion era descubrir la torre de la Isla de Toralla. Por fin aparecio.
ResponderEliminarCoño, resulta que fuiste farero de Cabo Estay y yo solia pasar veranos en Canido, en casa de una hermana, Fuimos casi vecinos.
Unha aperta
Tu relato pesa como la amistad buena, la que nos deja los mejores posos, la que nos construye, nos cobija y nos sujeta porque nos deja savia buena. Que sepas que me he quedado sin palabras ante la historia del Celina. Cómo admiro a este tipo de personas, que se ponen el mundo por montera y salen a comérselo a mordiscos.
ResponderEliminarPor favor, continúalo, es material del bueno lo que escribes.
Un beso grande.
Mera, sorprendente! Qué orden golpeando las teclas.
ResponderEliminarMe gustó la historia, una pena la desaparición del artista.
Saludos.
Anamorgana.- Veo que te va bien y me alegro, siempre eres bienvenida.
ResponderEliminarFortimbras.- En Cabo Estay no ejercí, pero vivia en una casa de ladrillo rojo, que parece un transformador, en el Radiofaro. Mi trabajo era en el balizamiento de las rias de Vigo y Bayona. Eres muy amable y escribes muy bien. La tuya es una aventura común. O mar aguanta moito.
Tamara.- Muchas gracias. Si tú me lo dices así, sigo hoy mismo.
Maquiavelo.- Debe ser en lo único que tengo orden. A ver si a base de golpear teclas aprendo a escribir de una puta vez. Después empezare con el piano...Un abrazo.
Me ha emocionado leerte, porque fui un gran amigo de Gonzalo, a quien sigo llevando en mi corazón. Le conocí hace muchos años, en 1955, cuando iniciamos juntos los estudios en los Maristas, enla clase de infantil del Hermano Felix. Siempre fue peculiar, por decirlo de una forma suave. Su padre, Herminio Viana, era el director de Prácticos del Puerto de La Coruña, y vivían en la calle Betanzos, en el edificio que había justo frente al portalón de entrada del colegio.
ResponderEliminarAun siendo distintos en nuestra forma de ser –yo era hiperactivo y él tranquilo y pachorrudo- Nos identificamos plenamente desde el día en que nos conocimos y surgió una amistad que fue acrecentándose a medida que pasaba el tiempo, y que tuvo su punto culminante cuando coincidimos como internos en los Maristas a los 14 años –los motivos era distintos, en mi caso el internado era a modo de castigo y en el suyo se debía a la larga y penosa enfermedad de su madre, que acabó provocando su fallecimiento-. Cuando un año después se formó nuestra pandilla, ambos fuimos de los primeros en integrarnos en ella, y pese a que años después la vida nos condujo por caminos muy distintos, nuestra amistad persistió hasta el día de su fallecimiento.
Fue todo un personaje, independientemente de su faceta como artista. Solo con las anécdotas que tenemos de antaño, junto con el resto de miembros de nuestro grupo estoy escribiendo una novela, que espero terminar pronto.
Perdón por lo extenso del comentario, pero aun así me dejo muchísimas cosas en el tintero.
Ramuc.- Me han avisado de tu comentario y me alegra encontrar amigos de Gonzalo. Por favor mándame tu dirección de c.e. y hablamos. Yo me acuerdo de ellos todos los días: Gonzalo diría...
ResponderEliminarGracias por venir y escribe.
Mera
Mi dirección es patachim_@hotmail.com. Estare encantado de hablar contigo
ResponderEliminara los 13 años conocí a gonzalo viana y hasta su muerte y aún ahora seguimos siendo amigos
ResponderEliminarMe alegra saber un poco más de mi tio... poco tiempo lo conocí por distintas razones, que para explicar tendría que crear otro blog. Espero saber más de la continuación. La historia del Celina algo había escuchado pero no lo puedo verificar aunque me lo creo. Lo que coincide con lo que se, es todo verdad. Los barcos, la construcción de la escultura, los nombres propios, los viajes y refleja bien su personalidad aunque habría mucho más que contar...
ResponderEliminarIntentaré conseguir fotos por si alguien quiere alguna de las esculturas y demás. Aunque todavía estoy aprendiendo a utilizar los blogs... así que si tenéis algún consejo...
Bueno un saludo y gracias a todos!!
Hola Marcos, fuimos muchos los que conocimos a Gonzalo, tienes una gran familia desconocida. Yo conocí a Gonzalo allá por el 78/78 cuando cogió la casa en Ons y andaba remendando el tejado. Tambien navegué con tu abuelo Herminio en el Celina. Un saludo grande para ti y tu familia.
ResponderEliminarUna familia de la burguesìa vasca traplantada a La Coruña. Yo les conocì de niño. El padre era muy serio y de poco hablar. La madre estaba impedida pero controlaba mucho y tenìa su genio. Las niñas estudiaban en el colegio de Las Esclavas, cerca del estadio de Riazor; en verano iban al jardìn del relleno con una chacha gallega, bajita y uniformada. Gonzalo tambièn estudiò en un buen colegio pero daba la impresiòn de ir por libre ya que siempre hizo lo que quiso. Herminio era de los pocos que en aquella època conducìa un automòvil. El coche era verde, de la marca Opel.
ResponderEliminarNUNCA HE PODIDO OLVIDAR A AQUEL HOMBRE PREÑADO DE SILENCIOS Y CON UNOS OJOS TAN EXPRESIVOS Y TAN LOCUACES QUE TE DEJABAN SOBRECOGIDO POR SU ENORME, DESMEDIDA HUMANIDAD. GONZALO TENÍA UN SPLEEN TRANQUILO NO COMO YO, ... DE REPENTE SE PONÍA A CONTARTE SUS VIAJES, SUS AVENTURAS EN LOS VELEROS, TE EXPLICABA Y TE ENSEÑABA A BAILAR EL MOZAMBIQUE, TE CONTABA SU ASPIRACIÓN DE EDIFICAR UN CHABOLO EN LA ISLA QUE ESTÁ EN FRENTE DE O PORTIÑO PARA VIVIR DE VEZ EN CUANDO ALLÍ, TE QUERÍA TRANQUILA Y LLANAMENTE, TE REGALABA SU HUMANIDAD CON TOTAL CARIÑO, CON AUTÉNTICO HUMANISMO. PARA CUÁNDO LE HACEMOS UN HOMENAJE EN CORUÑA???
ResponderEliminarDEBERÍATENER ESTA PÁGINA UN ESPACIO EN FACEBOOK Y COORDINARNOS LOS MUCHOS QUE LO CONOCIMOS. ES UNA HUMILDE IDEA. RECUERDO CUNADO ME CONTABA SU ASPIRACIÓN DE EDIFICAR UN CHABOLO EN LA ISLA QUE ESTÁ EN FRENTE DE O PORTIÑO PARA VIVIR DE VEZ EN CUANDO ALLÍ. TE QUERÍA TRANQUILA Y LLANAMENTE, TE REGALABA SU HUMANIDAD CON TOTAL CARIÑO, CON AUTÉNTICO HUMANISMO. PARA CUÁNDO LE HACEMOS UN HOMENAJE EN CORUÑA???
DEBERÍA DE TENER ESTA PÁGINA EN FACEBOOK Y COORDINARNOS LOS MUCHOS QUE LO CONOCIMOS. ES UNA HUMILDE IDEA DE ALGUIEN QUE NO LO OLVIDÓ JAMÁS; IMPOSIBLE HACERLO!
NO LO OLVIDÓ JAMÁS; IMPOSIBLE HACERLO!
alberto valín fernández
La última vez que lo vi fue navegando con mi primo en Ons, me saludó todo emocionado desde una especie de dorna doble, rarísima. Cariñoso como siempre. Alberto!!!, Alberto!!!, miré a estribor y allí estaba él feliz, contento por verme de nuevo, después de tantos años.
ResponderEliminarReitero lo del HOMENAJE A GONZALO VIANA.
DEBERÍAMOS HACERLO.
ME OFREZCO.
SALUDOS A SU FAMILIA.
Vale, me apunto al homenaje.
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